Viviendo con Mi Jefa Esposa romance Capítulo 970

Unos días más tarde, hacia las nueve de la mañana, Wilbur abrió por fin la puerta y salió.

Mirando el deslumbrante sol, sonrió ligeramente y salió.

"Wilbur, ¿qué haces?".

Wilbur se dio la vuelta y vio a Faron caminando hacia él.

"¿Qué hora es? ¿Por qué estás tan libre y no trabajas?", preguntó Wilbur.

Faron respondió: "Hoy es domingo".

"Oh, he estado muy ocupado practicando estos últimos días y he perdido la noción del tiempo", dijo Wilbur con calma.

Había algo extraño en los ojos de Faron, pero enseguida dijo con una sonrisa: "¿A dónde vas?".

"A una boda".

"Llévame contigo", dijo Faron.

Wilbur frunció el ceño y dijo: "No conoces a esta persona, así que ¿por qué me sigues?".

"¿No puedo unirme a la diversión?", dijo Faron.

Wilbur se quedó mirando a Faron durante un largo rato y dijo lentamente: "Conduce tú".

"De acuerdo".

Los dos salieron de la isla del lago y subieron al Audi A4 de Faron.

"¿A dónde nos dirigimos?".

"La Ciudad Villa Cielo, Hotel Oceanía".

"De acuerdo".

Faron condujo directamente a la autopista y se dirigió hacia la Ciudad Villa Cielo.

La Ciudad Villa Cielo estaba a unos cien kilómetros de la Ciudad Seecher y solo se tardaba dos horas como máximo.

Mientras iban de camino, Faron silbaba, con aire tranquilo y relajado.

Wilbur se sentó en el asiento del copiloto y permaneció en silencio.

"¿Qué te pasa, hermano? Pareces un poco triste", dijo Faron.

"¿Te das cuenta de que estoy descontento?".

"¿Entonces, por qué estás tan callado?".

"No tengo tantas tonterías de las que hablarte".

Faron suspiró y sacudió la cabeza.

¡Diez mil dólares se habían esfumado otra vez!

Uno tras otro fueron llegando a la puerta del hotel.

Vieron a Nancy con un vestido de novia granate y a un hombre apuesto, también con un traje granate a juego, de pie en la puerta, dando la bienvenida a los invitados.

Wilbur respiró hondo y se acercó a los dos.

"Felicidades, Nancy", sonrió Wilbur y saludó a Nancy.

Nancy tembló ligeramente al ver a Wilbur, pero enseguida dijo: "Gracias. Pasa y toma asiento".

Wilbur asintió, se dirigió a la mesa de recepción, entregó los 10.000 dólares y se dirigió hacia el segundo piso con Faron.

En ese momento, el maestro de ceremonias de la puerta exclamó: "Anunciamos la llegada de Zev Lloyd, presidente del Grupo Lloyd, y Samantha Lloyd, directora general".

A juzgar por los nombres, debían de ser padre e hija.

Wilbur miró hacia atrás.

Vio a un hombre de mediana edad y a una chica de unos veinte años que llegaban a la puerta del hotel con caras sombrías.