A pesar de que Hannah se disimuló rápidamente la expresión descontenta, lo vio Calessia. Si antes estaba algo contenta, ahora la sonrisa se fue desvaneciendo de su cara. —¿No estás contenta?
Si no, ¿por qué frunció el ceño?
Hannah se apresuró a sacar una sonrisa, —Nada de eso, me gustas mucho. Pequeñita, ¿cómo te llamas?
—Me llamo Calessia —contestó pestañeando.
—Ah, bien —Hannah se volvió a Mauricio—, ¿Por qué la llevas?
—Iba a llevarla a casa. Y de paso te recojo —dijo Mauricio.
Hannah se calló.
«Yo, siendo su novia, ¿resulta menos importante que la hija de su amigo?»
—Mauricio.
—¿Dime? —la miró y siguió concentrado en conducir, y preguntó—, ¿Qué pasa?
Hannah reprimió su disgusto en la mente,
—Nada. Sólo que me sorprende lo rico que es tu amigo.
Este coche ya vale mucho dinero.
No esperaba que en el círculo de amigos de Mauricio hubiera alguien tan adinerado.
Rio Mauricio ya que lo que decía era verdad. Alain es muy rico.
—Mauricio, ¿estás ocupado hoy? —preguntó Calessia asomando la cabeza—, si no, ¿me llevas a jugar?
—Tu Mauricio tiene que trabajar, ¿cómo puede llevarte a jugar?
Calessia se echó atrás en su asiento diciendo,
—No te pregunto a ti sino a Mauricio. ¿Por qué me lo contestas por él?
No tardó en expresar molestia el rostro de Hannah. Al notarlo, la mirada de Mauricio se volvió seria. Dijo en voz baja, —Ella es todavía una niña.
—Lo sé. Tampoco digo nada, ¿no? —Hannah modificó la expresión—. Pero tú eres parcial, cuando deberías defenderme a mí.
Calessia la vio refunfuñar por detrás y, sin mayor razón, no le gusta nada esta mujer. Le parecía muy falsa.
«Es obvio que se ha enojado, pero dice que no. ¡Meh!»
—Para cenar con tus amigos, ¿qué lugar quieres reservar? Conozco un sitio agradable donde la comida es también muy buena —dijo Hannah.
—Entonces resérvalo tú —a Mauricio no le importan estas cosas.
Hannah se acercó, y apoyó la cabeza en su hombro. —Mauricio, eres muy bueno.
Él es efectivamente un buen hombre. Ayer prometió ser su novio, y hoy ya la va a presentar a sus amigos. Esto supone un reconocimiento, y le otorga más seguridad.
Tal como hoy en día entre muchos jovencitos enamorados, la chica siempre pregunta al chico si se atreve a publicar una foto de los dos en las redes sociales o no.
Mauricio no se sintió cómodo con el contacto, pero no la alejó a ella. Tampoco pensaba que él mismo era bueno. Sólo sabía que una vez lo prometido, había que reconocer el noviazgo de Hannah. Nada de bueno o malo.
Calessia miró fijamente a Hannah, pensando que es una tía muy antipática. Todavía en su presencia, no se reservaba nada su comportamiento. ¡Qué poco discreta!
Estaba inexplicablemente molesta con Hannah. Hiciera lo que hiciera, a Calessia no le gustaba.
—Mauricio, ¿dónde está tu móvil? —preguntó Hannah.
—En el bolsillo— contestó.
Ella echó la mano para sacarlo, que estaba en el bolsillo de los pantalones. Pero en cuanto tocó a Mauricio, él le removió la mano en seguida.
—Te lo saco yo.
Por un segundo paró la mano de Hannah. Pero dijo riendo,
—Quería apuntar mi teléfono en tu móvil. Qué sensible eres.
Mauricio no habló. Sacó el móvil y se lo dio a ella.
—¿Cuál es la contraseña? —lo cogió y preguntó.
—No hay —no estaba acostumbrado a establecer contraseñas a los dispositivos.
Abrió Hannah sólo con un deslizamiento de dedo. —¿Cuál te parecerá un buen nombre para mí a guardar? —preguntó riendo—, ¿novia?
—Lo que quieras. Lo que sea —dijo Mauricio con un poco de indiferencia.
Hannah lo miró. Parecía que no estaba en buen humor. —¿No estás bien?
—Estoy bien —respondió.
—Bueno, he guardado el número con mi nombre. —Hannah no prestó mucha atención—, ¿Sabes el restaurante que se llama La Casa de Cristal? Voy a reservar una mesa allí.
Mauricio aprobó. Poco después llegaron a donde trabaja Hannah. Paró el coche, ella bajó, y le dijo, —Conduce despacio. Y llámame cuando tengas tiempo libre.
Mauricio contestó que vale.
Cuando se arrancó de nuevo el coche, preguntó la niña,
—Mauricio, ¿ella es tu novia?
—Sí —le dijo.
—No se te merece —dijo Calessia—, Mauricio eres muy simpático y ella no lo es para nada. Y es molesta.
Mauricio lo encontró muy divertido. —¿Entiendes qué es merecerse a alguien? Además, yo tampoco soy muy bueno.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¡Vuelve conmigo,mi cariño!