Yo Mismo Soy Mi Rival en el Amor romance Capítulo 2

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Punto de vista de Ariana.

Sentí que se quedaba paralizado. A pesar de lo poco iluminada que estaba la habitación, aún podía ver la expresión de furia en su rostro.

—Eso ha sido una imprudencia, Sutton.

Sabía que lo era. Cuando mi madre y yo acudimos a los Jablonsky en busca de ayuda, lo llamé Stef y él me dijo que no volviera a llamarlo así nunca más. Me dijo: «Eres repugnante. Tú y tu madre».

La furia sustituyó al deseo en sus ojos. Me agarró la muñeca, apretando cada vez con más fuerza. Temí que me la rompiera, pero se levantó y se fue, dando un portazo. El silencio reinó al instante.

Sin fuerzas, me dejé caer al suelo. Con la mirada fija en el techo, mi alma vagaba lejos, atada por el dolor punzante en mi muñeca. Sin embargo, este dolor físico era insignificante comparado con la agonía que sentía por dentro.

Era una angustia constante saber que mi vida estaba condenada a la oscuridad, sin vislumbrar jamás la luz al final del túnel. Cada paso que daba estaba lleno de vacilación y miedo, sin saber qué me depararía el futuro.

Mucho tiempo después, me levanté y tomé una ducha para aliviar el cansancio. Mientras el agua recorría mi cuerpo, mi mente retrocedió a un momento específico de hacía muchos años: mi madre estaba desahuciada, y mi padre se divorció de ella, llevándose todo el dinero.

Sin opciones, mi madre buscó ayuda en un amigo de la infancia, el padre de Stefan. Nunca imaginamos que esto desencadenaría el divorcio de los Jablonsky. Stefan tenía solo 8 años cuando su madre lo abandonó para nunca regresar.

Mi madre falleció al año siguiente, y Stefan se enteró de la muerte de la suya sin siquiera poder despedirse. Él nos culpó a mi madre y a mí por esta tragedia, pero tuvo que vivir conmigo. Yo ya era huérfana y, sin nadie más, el padre de Stefan me acogió.

Han transcurrido 19 largos años desde entonces. El padre de Stefan murió hace 3 años, y Stefan se fue al extranjero, pero la trágica historia de nuestras vidas no había terminado. Salí del baño y saqué mi libro de cuentas de debajo de la cama.

Me recosté y lo examiné detenidamente. Desde que Stefan se fue hace 3 años, había estado reduciendo mis gastos y buscando cualquier oportunidad para ganar dinero. Por costumbre, anotaba cada céntimo ahorrado en este libro.

Con unos 15 mil más, podré devolver cada céntimo que esta familia gastó en mí. El dinero era la única forma en que podía pagarles. Tenía otras deudas, no monetarias, pero sobre esas no podía hacer nada. Así que hice lo que pude.

Una vez que les pague, me iré de aquí y empezaré mi vida de nuevo. Es mejor para los dos. Al menos Stefan estará en paz cuando me haya ido.

…