Adiós, mi falso matrimonio romance Capítulo 112

Por la tarde, Sofía preparó los postres y el té con leche que había comprado para Leonardo y Gerardo. Cuando fue a darle su postre a Gerardo, vio por casualidad a Daniel. Los dos se cruzaron. Daniel salía del ascensor con otros empleados. La saludó con la cabeza cuando la vio.

Por otro lado, ella estaba un poco nerviosa porque tenía el té con leche y los postres en sus manos. Como él ya lo había visto, no le pareció educado no darle un poco también. Después de salir del lugar de Gerardo, fue a la nevera del salón de té para tomar otra ración. Menos mal que había comprado más. Así, fue a darle un poco a Daniel. Él estaba dentro de su despacho verificando los datos de un documento. Sofía abrió la puerta y le sonrió.

—He comprado esto antes, al mediodía. Había dos de más. Puedes quedarte con uno. —Se acercó y lo colocó sobre su escritorio.

Él se sorprendió, y le dio las gracias de inmediato. Ella agitó la mano.

—No hace falta. Me preocupa más que no te guste. Toma un poco. No te molestaré.

Se iba a ir cuando Daniel habló:

-¿Has venido aquí a espaldas de Leonardo?

Aturdida, se dio la vuelta para mirarlo y por poco reírse. Sin embargo, no tuvo miedo de decir nada.

—Leonardo tal vez se está poniendo ansioso ahora; temiendo que pueda perderme. Es un tipo tan pesado. No tengo ni idea de qué hacer con él.

Ella se echó a reír y luego agitó la mano mientras salía.

Una vez fuera, la risa cesó. No se creía lo que acababa de decir, pero estaría bien que fuera cierto. Estaba decidida a devolver toda la miseria que había sufrido en el pasado y hacerle saber lo que era no ser amado.

Cuando volvió a la oficina de Leonardo, él estaba en medio de una llamada.

-Lo tengo, -le dijo mientras la veía entrar, y luego colgó el

teléfono.

Ella tampoco sabía con quién estaba hablando por teléfono. Sólo tenía trozos del postre y del té con leche que estaban al alcance de la mano de él. No debieron ser de su gusto, así que los puso a un lado.

Mirando la pantalla del monitor, dijo:

—Hay un banquete en la tarde y tú vendrás conmigo.

Ella lo miró fijamente.

Al no obtener su respuesta, desplazó su mirada del monitor a su rostro.

Verifica el captcha para leer el contenidoVerificar