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Adiós, mi falso matrimonio romance Capítulo 113

Leonardo dejó de hablar de nuevo. Sofía sabía que a él no le gustaba el ruido, así que se sentó de forma tranquila a un lado. Ella tampoco miró su teléfono y se quedó sentada sin rumbo. Él empezó a ocuparse y anduvo por todas partes. En un momento tenía a su subordinado organizando de nuevo todos los documentos, y al momento siguiente estaba dando órdenes. Era igual que en el pasado, cuando la descuidaba por completo.

Poco después de sentarse en el sofá, Sofía empezó a bostezar. Había una sala de estar dentro de la oficina de Leonardo, donde él en ocasiones tomaba siestas al mediodía. Pero la sala de estar estaba cerrada, así que no tenía ni ¡dea de lo que había detrás de esa puerta.

En un principio, quiso acostarse en el sofá y dormir un rato, pero sintió que podría pasarse de la raya. Sabía que sus hábitos de sueño no eran demasiado halagadores. Mientras él estaba allí trabajando de forma incansable, no era muy apropiado que ella estuviera desplomada durmiendo. Por eso, se quedó un rato inquieta en el sofá. Al final, se apoyó en la esquina del sofá mientras abrazaba

una manta y se quedó dormida.

Leonardo estuvo ocupado durante un rato antes de poder entregar por fin su trabajo. Cuando levantó la vista, la vio en su profundo sueño. Su posición para dormir parecía bastante incómoda. Estaba «hecha una bola» en una esquina del sofá. Era pequeña y frágil para empezar, estar acurrucada así casi la hacía imperceptible. Se levantó de manera lenta y fue a colocarse junto al sofá. Sofía no se dio cuenta de nada y siguió durmiendo con la cabeza inclinada.

Un momento después, dejó escapar un suspiro y se agachó para levantarla con suavidad. Sus ojos se abrieron, pero aún estaba aturdida. Pasó el brazo por encima de su cuello y se enterró en sus brazos. La llevó a la sala de estar, donde la depositó en una cama. Se dio la vuelta, se puso de espaldas a él y abrazó a la manta que había a su lado. Su vestido de flores se levantaba ligeramente, pero no revelaba demasiado. Él se inclinó hacia delante para ayudarla a enderezarlo de nuevo.

En el momento en que él se enderezó de nuevo, ella empezó a hablar. Se le escapaban las palabras. No estaba claro si estaba despierta o si todavía estaba adormilada.

Capítulo 113 1

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