Adiós, mi falso matrimonio romance Capítulo 79

Cuando Sofía despertó, el avión ya estaba descendiendo y a punto de aterrizar. Casi se había quedado dormida durante todo el vuelo y no fue tan malo como pensaba.

Cuando la azafata le recordó a todo el mundo que se sentaran bien y se abrocharan el cinturón de seguridad, Sofía se estiró.

-¡He dormido muy bien!

A continuación, Leonardo apartó el libro que tenía en las manos, sin decir una palabra ni mirarla.

Sentado junto ellos al otro lado del pasillo, Gerardo estaba algo molesto. Estiró el cuello y miró a Sofía.

-Sofía, ¿vas a regresar con nosotros a la Residencia Cibeles más tarde?

Sofía lo miró con el rabillo del ojo.

-Tienes que preguntarle a tu jefe, no sé a dónde debo ir.

Con la pregunta lanzada, Leonardo gruñó y Gerardo lo tomó como una respuesta.

Después de que el avión había tocado tierra por completo, Gerardo caminó en frente de ellos mientras salían del avión. Cuando este fue a esperar las maletas, Sofía y Leonardo procedieron a salir del aeropuerto.

Ella tenía una especulación. Sonrió cuando vio a la persona que corría hacia Leonardo y lo saludaba. Tenía razón.

Era la Señora Cibeles en la entrada, junto con otra mujer, que tenía un aspecto algo diferente al de las fotos de las revistas. Quizás fue la edición de la imagen y el maquillaje lo que la hizo lucir así.

Al estar junto a la Señora Cibeles, su aspecto era más bien promedio, lo que resultaba más agradable que en las revistas.

Sofía sonrió en silencio. Por fortuna, antes de salir del hotel esa mañana, se había maquillado bien. Pensó que no estaba tan mal en comparación con aquella mujer.

Leonardo parecía bastante sorprendido cuando se acercó a la Señora Cibeles.

-¿No te dije que no tenías que venir a buscarme?

Luego volteó a ver a Isabel mientras terminaba la frase.

Esa mirada hizo que Isabel se avergonzara bastante.

—S...solo pasamos a...

-¡Yo quería venir aquí y le pedí a Isabel que me acompañara! -añadió aprisa la Señora Cibeles, mientras agarraba la mano de Isabel.

Parecían una pareja de madre e hija.

Al ver esto, Gerardo puso los ojos en blanco y Leonardo parecía inexpresivo, sin decir nada.

Aunque la Señora Cibeles vio que Sofía estaba cerca, había estado ignorando su existencia y se alegró de que la mujer no decidiera conversar con ella.

Después de esto, Leonardo se dio la vuelta y miró a Gerardo y luego a Sofía.

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