Alfa, El Padre De Mi Ex Me Enamoró romance Capítulo 25

Patrullaje, junta con el consejo, ayudar a su gente en las tareas generales, ayudar a sus aliados y dedicarles tiempo a sus hijos. Ser madre, Diosa y alfa no es fácil, pero Enola lo lleva lo mejor posible y jamás se queja.

―Mamá. ―Huilén se acercó a su madre. ―¿Podemos ir contigo a la manada vecina? Nunca permites que te acompañemos. ―Enola sonrió por la dulce mirada de su hija.

―Es muy peligroso, no sabemos lo que pueda pasar en el camino. ―Acarició sus mejillas con amor. ―No quiero exponerlos. ―Le aterraba que sus hermanos la encontraran de nuevo y lastimaran a sus hijos, ya había perdido todo, no estaba dispuesta a pasar por algo tan doloroso nuevamente. Perdió al bebé que estaba esperando, en la batalla de hace cinco años, el último recuerdo que tendría de su alfa lo perdió sin posibilidad de protegerlo.

―¿Por qué nos cuidas tanto? ―Tahiel, el más grande de los mellizos y quien tiene totalmente parecido al carácter de su padre, la miró con seriedad. ―Nosotros debemos cuidar de ti y de Huilén, ¿Cuándo lo comprenderás, madre? ―Enola suspiró profundamente.

―Son ustedes los que deben comprender el riesgo que significa ser mis hijos. ―Relajó el gesto. ―Amores, aquí en la manada están bien, a salvo, ¿De acuerdo? Prometo llevarlos después al lago a las afueras de la aldea.

―Alfa. ―Naran se acercó a ella. ―El consejo pide verla. ―Enola besó las cabezas de sus bebés y se enderezó.

―Vayan con las cuidadoras, obedezcan. ―Los niños, sin muchos ánimos, se marcharon obedeciendo la orden de su madre. Es realmente dura con ellos y no entienden el motivo.

―¿Crees que mamá algún día nos hable de nuestro padre? ―Aluhe retiró el pelo de su cara. ―Nunca nos habla de él, ¿Acaso no tenemos padre?

―Eso no debería de importarnos. ―Tahiel miró a sus hermanos. ―Madre cuida de nosotros, es lo único que importa. ―Tomándolos a ambos de la mano, se marcharon con su cuidadora.

―¿Por qué parece ser que odias a papá sin siquiera conocerlo? ―Huilén sonrió con esa inocencia que la caracteriza. ―¿No te pones a pensar que mamá sufre y por eso no nos cuenta nada?

―Entonces con más razón, Huilén, si mamá sufre por recordarlo, no debería importarnos saber de él. ―Cortando la conversación, aceleró el paso.

―Esos niños me dan escalofríos. ―Uno de los guerreros se estremeció. ―Un mes para que cumplan seis años, ¿Cómo pueden actuar de esa manera tan espeluznante? ―Negó afligido por el escalofrío. ―Y Tahiel es el que más miedo da, que niño para intimidante.

―He escuchado que se parece mucho a su padre. ―Se encogió de hombros. ―No deberías asombrarte, son hijos de una Diosa y ella se ha encargado de criarlos los más maduros posible, eso es de admirar. ―Ambos siguieron su guardia.

Enola analizó la situación, no es primera vez que los rumores de un posible ataque al sur llegan a sus oídos y la mayoría de las veces son solo eso, rumores que la gente inventa. La mala fama nadie se las quita, todos consideran que la crueldad de Enola es lo único que rescató el sur de ser objetos de ataques.

―Los del oeste, ¿Cierto? ―La anciana, líder del consejo, asintió. ―En nuestra última expedición, nos llegaron muchos rumores. ―Frunció el ceño. ―Se dice que el alfa de la manada Eclipse de Sangre es realmente oscuro, no se detiene sin importar cuantos obstáculos se encuentre, él avanza sin miramientos.

―No estaría tan loco como para atacarnos. ―Naran miró a los del consejo y después a su alfa. ―Usted es la más fuerte de todos, nadie en su sano juicio planearía un ataque y de hacerlo debe saber que perderá. ―Endureció el gesto. ―¿Por qué si les está yendo bien lo estropearían enfrentando a alguien más poderosos que ellos?

―Me parece absurdo. ―Enola no creyó en ese rumor. ―Somos una de las manadas que más alianza tiene. ―Ladeó la sonrisa, es algo imposible. ―Ellos vienen desde el oeste, tendrían que pasar por más de tres líneas de defensa. Esto no es más que una farsa para molestarnos como siempre.

―Aun así, alfa. ―Otro de los ancianos la miró con rigor, es demasiado necia muchas veces. ―Debería estar lista para cualquier cosa.

―Yo siempre estoy lista. ―Tras un asentimiento de cabeza, se marchó, ella no puede estar gastando su energía en rumores, ya le ha pasado antes y moviliza sus tropas y las de sus aliados para nada, solo para que los salvajes puedan entrar más fácilmente a las aldeas y hacer de las suyas. ―Naran, envía a un mensajero, quiero que les lleven un recado a la manada vecina.

―Sí, alfa. ―La chica corrió, pero verse interrumpida por Kato la paralizó. ―¿Podrías quitarte de mi camino? ―La furia en esa mirada le dolió.

―Naran…

―No. ―Se negó a hablar con él y rodeándolo, siguió su camino.

―Dale tiempo. ―Enola lo consoló. ―Fueron tres años los que estuviste lejos de ella, está un poco dolida. ―Invitándolo a caminar, paseó la mirada por el lugar que ha sido su hogar por años. ―Tengo algo que contarte sobre unos rumores. ―Kato le prestó su total atención, siempre que ella necesita de él, no duda en ayudarla con lo que sea a pesar de la distancia.

Capítulo 25: El Sur y El Oeste 1

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