Enola se asombró por aquello, ella es una deidad, no debería tener a un destinado, pero recordando que ahora es como una loba normal, ignoró ese sentimiento al igual que Tanok y ambos se atacaron sin importar nada. Ambos humanos estaban denominando a sus lobos a pesar de que ellos intentaban parar de pelear.
Tanok logró dominar a Enola así quedando sobre ella, mirar esos ojos violetas lo hizo flaquear, así que ella, haciendo uso de su fuerza, quedó sobre el gigantesco lobo. Enola utilizó su poder de Diosa y lo dejó inconsciente, lista para seguir con el resto, pero esos ojos celestes brillantes la dejaron confundida.
{Deben huir} Tanok recobró la conciencia rápidamente, fue un buen golpe, pero no se puede dejar vencer y que sus guerreros mueran. Ha sentido el poder de esa mujer.
{Padre, tú también tienes que venir} Ikal se negó a dejarlo.
{Tienes a mi nieto, ¡Largo de aquí Ikal!} Enola dejó de pelear al escuchar la conversación, ¿Ikal? Sin importar que Tanok la estaba sometiendo, se dio el tiempo de mirar a su alrededor y entonces cayó en cuenta, ¡Los conoce a todos!
{¿Tanok?} Enola lo miró a los ojos y Tanok por un segundo bajó la guardia así pasando sus ojos de rojo a celestes, ¿Cómo sabe esa bruja su nombre?
―Mierd4. ―Tanok gruñó al verse convertido en humano, ¿Qué caraj0s había pasado? Se preguntó al verse desnudo en medio del campo.
{Dejen que escapen, ya no los ataquen más} Todos miraron a Enola descolocados, ella jamás deja huir al enemigo y menos a uno tan poderoso como ellos.
{¿Alfa?} Naran la miró sin comprender.
{Obedezcan a su alfa} Ordenó Kato, cinco años, pasaron cinco años y ahora ahí estaban como si no conocieran a su propia creadora, ¿Qué es lo que había pasado?
―¡Maldit4 bruja! ―Enola mordió su cuello hasta dormirlo, todo en ella es un caos, su alfa está ahí y no lo comprende ¿Cómo es posible que ella lo viera morir y sentir la conexión romperse en ese mismo instante y que ahora esté frente a ella? ¿Por qué no lo sintió si estaba vivo? ¿Por qué no lo supo? La respuesta era clara, ya no había conexión y él al igual que ella oculta su olor, pero no lo quería aceptar, ella es una Diosa, debió sentirlo.
―Llévenlo al calabozo y tengan mucho cuidado, es peligro. ―Miró a sus espaldas, todos estaban huyendo, ¿Por qué no la recordaron?
―Esto es imposible. ―Kato se paró a su lado. ―Yo los busqué el primer año y no había señales, ¿Cómo pudieron volver sin que yo me diera cuenta?
―Tú estabas con ellos. ―Enola lo miró. ―¿Por qué al reencontrarnos tú sí pudiste reconocerme? ―Kato no se lo explicaba.
―Es mejor limpiarlo todo, debemos hablar. ―Enola ayudó a sus guerreros lastimados a sanar, también reconstruyó el muro y calmó a las personas.
Una vez se sintió capaz de organizar sus ideas sin desear vomitar por el desconcierto que no la abandona, se reunió con Kato, es el único que estuvo ahí ese día y quien puede ayudarla a entenderlo todo. ¿Cómo es posible que el amor de su vida esté ahí? ¿Cómo es que volvió de la muerte? No lo comprendía.
―Está aquí. ―Susurró consternada. ―Me enfrenté a mi pareja, Kato. ―Lo miró con ojos inquietos. ―Mi loba lo reconoció como su destinado y sé que su lobo también me reconoció a mí. ¿Acaso es posible que después de todo seamos el destinado del otro?
―Es algo impensable lo que está pasando. ―Kato pasó la mano por su cabello. ―Nadie te reconoció, Enola, eso es más extraño. ―Enola inició a llorar como no lo había hecho por años, ¿Qué estaba pasando?
―Yo… yo, ¿Les borré la memoria sin querer? ―Lo miró sintiendo culpa. ―En el momento que los hice desaparecer, deseé con todas mis fuerzas que no recordarán ese día ni nada que estuviera relacionado conmigo, no quería ser el motivo de su dolor y perdidas.
―Pero yo estaba ahí. ―Kato no lograba dar con la respuesta. ―Después de que tú te marchaste y los tres grandes hicieran lo mismo, todo se tornó negro y al despertar me vi solo en medio de los cuerpos. ―Se puso en pie. ―¿Será posible que tu poder solo actuara con los miembros de la manada BloodMoon? ―Enola apretó su pecho con fuerza.
―No puede ser posible, yo les borré la memoria inconscientemente. ―Se llevó las manos a la boca. ―Ellos jamás me perdonarán… ¿Cómo es posible?
―No seas dura contigo misma, solo querías evitarles el dolor. ―Trató de tranquilizarla. ―Pero aun con todo eso, no puedo explicar como Tanok vivió, yo lo vi muerto al igual que los demás. ―Tomándole las mejillas entre sus manos, la miró a los ojos. ―Te seguirás martirizando, lo sé, la culpa te carcome y lo entiendo, pero si no vas y hablas con él, nada se aclarará. ―Le limpió las lágrimas. ―Es tu destinado, ahora eres una loba por completo y no podrás ignorar esa conexión, bueno, tú sí, pero tu loba por supuesto que no.
―Tengo miedo. ―Tembló demostrando esa debilidad que no había experimentado por tanto tiempo. ―De pronto me siento como la mujer indefensa que fue rechazada por el hijo y reclamada por el padre solo para volver a sufrir. ―Kato sintió pena por ella, verla tan mortificada no le gustó.
―Piensa en todos esos momentos en los que deseaste tenerlo contigo. ―La obligó a sentarse para arrodillarse frente a ella. ―Recuerda todas esas noches en las que llorabas mientras mirabas a tus hijos y te sentías aterrada… haz memoria de como gritaste, lloraste y suplicaste para que te quitara el dolor de haber perdido al amor de tu vida y tu bebé. ¿Acaso no es esta una oportunidad?
―¿Qué haré si les devuelvo la memoria y me odian? ―Kato sabía que el consejo que le daría podría ser un problema en el futuro, pero de no hacerlo ella jamás se animaría.
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