Alaia
—Tendrás que cortar tu cabello —Tino dice, después de que nos quedamos en silencio y me mira con complicidad, Ash no cortaría su cabello ni en un millón de años.
—Por supuesto que no cortaré mi cabello, esto es temporal, así que usaré una peluca o boinas inglesas, lucirán perfectas con los trajes de oficina que llevaré —la tranquilidad de Ash me impresiona.
—Vamos, te prestaré algo de mi closet, debemos tomar tus medidas y ajustarlos para que lo utilices en los primeros días, ya no tenemos tiempo, parten en poco más de 24 horas —Tino se pone de pie. Ambos me abrazan y salen de mi habitación.
Voy a extrañar muchísimo a Tino.
Las horas han transcurrido y ya todo está listo para partir, el equipaje está en las camionetas, Aidan se vio muy triste al saber que no verá seguido a los niños a pesar de que a veces lo vuelven loco, pero irá a vernos en una semana con mi padre, cuando termine su temporada de exámenes en el instituto, observo a los niños mientras están sentados en el piso, mis bebés juegan con su tío Ayan como ellos le dicen, no puedo evitar sentir una opresión en mi pecho.
—Estamos listos —tino y Ash entran abrazados, vienen vestidos con las mismas prendas deportivas.
Niego con la cabeza y me rio, son un par de locos.
—Voy a extrañarte —me despido de mi padre.
—Yo a ti, mi niña —dice tomando mi rostro entre sus manos, beso su mejilla y voy a abrazar a mi hermanito y a Sondra, Darius ha venido para despedirse de los niños.
—¿Se portarán bien mientras el abuelo no está con ustedes? —Darius los toma en brazos.
—Ti —dicen muy seguros, Alana besa la mejilla de Darius robándole una sonrisa y Noah lo abraza.
Él asiente su cabeza en mi dirección y yo hago lo mismo mientras mis hijos corren hacia mí y se despiden de todos con las manitos.
Mi Padre no puede verse más triste mientras abraza a Aidan por los hombros quien tiene los ojos rojos, Sondra se ve muy desanimada, Dios me parten el corazón.
Subimos a las camionetas, mi madre va con Loli y Elise en una de ellas, Elise ha decidido poner tierra en la relación con su exesposo, no quiere verlo o asegura que va a matarlo. En la otra SUV vamos los niños, Tino, Ash y yo.
Una vez llegamos al aeropuerto abordamos el avión de la compañía.
—Oh, Madre del amor hermoso, Ash, debes hacer que me lleven en este avión a Los Ángeles, de lo contrario no iré y que todo se vaya a la m****a —se acuesta en uno de los muebles.
—Lo prometo, Iras y vendrás en él —Ash y yo reímos al ver las poses en las que se acomoda Tino.
—Es un trato —dice y va hacia mis niños y los abraza despidiéndose de ellos en modo dramático.
—No lloda, Tio —le dice Noah.
—No, no, no, no estoy llorando, es solo que voy a extrañarlos mucho, cariñitos —limpia una lágrima, vuelve a abrazarlos y los deja con Loli.
Mi entrañable amigo se acerca a mí.
—Esto es tan difícil, mi princesa guerrera, te amo, te veré en menos de un mes, no soportaré tanto tiempo sin ustedes —musita abrazándome.
—También te amo, cariño, estaremos comunicándonos constantemente —digo y él asiente para ir a despedirse de mi madre, de Elise, de Loli y finalmente Ash.
—Pórtense mal, perras —dice cuando termina y nos hace soltar una carcajada.
—Esa Boca, Tino —mi madre lo regaña y mira a mis niños, quienes están entretenidos mirando una película junto a Loli.
—Perdón, mamá Pau, perdón —se pone una peluca y nos lanza un beso.
Me duele el corazón dejar a tantas personas que amo aquí, lo bueno es que logre traerme a la mitad de ellos.
El avión despega y hablo con Ash durante un rato hasta que es la hora de dormir.
Despierto y mis niños aún están dormidos, me preparo y me informan que debemos hacer una escala en San Francisco, a lo que no le veo problema, bajamos del avión y vamos al aeropuerto para alquilar un auto, hemos decidido salir a desayunar y dar un paseo antes de retomar el vuelo.
Caminamos juntos y veo a mis niños ir junto a Loli, mientras Ash y yo vamos en busca de un auto con las especificaciones que necesitamos.
—Está todo listo, señorita, su auto los espera en la entrada 4 —dice la chica que nos está atendiendo, sin embargo, noto algo inusual.
—Espera, ¿Dónde están los niños? —cuestiono, porque no los escucho, siempre sé que están ahí porque puedo escucharlos a no ser que estén dormidos, pero evidentemente este no es el caso.
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