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Alaia
—Eso estuvo cerca, se han ido, pero qué par de arrogantes —Ash pone las manos en la cintura—, Ignacio llamó antes de que entraran y le dije que no recibirías al donante, pero entró sin permiso, ¿Qué se cree? ¿Qué lo cago dios? —reniega.
—Lo piensa, puedes estar segura de ello —afirmo—, tendré que advertir acerca de la presencia del Donante en este edificio, y hacer que nos informen apenas se le ocurra aparecer, estas visitas inesperadas se repetirán en alguna ocasión, es voluntarioso y aunque quisiera negarle la entrada, no será posible, por evidentes razones —pego mi espalda al respaldar de mi silla.
—No sé Ali, ¿Crees que es buena idea que cariñitos vengan? —cruza sus brazos y se apoya en el escritorio.
—Lo es, no detendré mi vida por Nick, Ash, veré a mis hijos el mayor tiempo que pueda, simplemente no permitiré que él sepa de ellos y tomaré medidas para prevenir cualquier encuentro.
El teléfono de Ash comienza a sonar y soltamos un grito cuando vemos la foto del posudo Tino en la pantalla.
—Prepárate porque seguro piensa que no lo hemos llamado en estos días, ahora no hará el más grande dramón —mueve el dedo para contestar la llamada.
—¡Serán perras! —grita y sabemos que ese es su saludo— no llevan más de una semana en Los Ángeles y ya me han olvidado —posa el dorso de su mano en la frente.
—Más vale que cariñitos no me hayan olvidado porque ahí si moriré —solloza.
—Para cielo, te hemos llamado a la tienda, ya que tu teléfono permanece muerto, pero nunca logramos encontrarte —Ash le explica y él pone las manos en el escritorio comenzando a hacer memoria.
—Mmmmm, apagué el teléfono, porque Mateo no ha dejado de llamarme —baja la guardia y mueve delicadamente un mechón de cabello que está sobre su frente.
—¡Quiere que vuelvas con él! —gritamos al tiempo y reímos, nos pasa muy seguido.
—Serán chivatas —Tino ríe y lo miramos haciendo un gesto de molestia.
—Calm down, mis cielas, pues no, el muy bruto se enteró de que Salí con Tony, oh Tony, por cierto, debo contarles, Tony tiene la polla más grande que jamás hayan visto, aunque aún no me entrego a él, tengo miedo —toca su pecho.
Y comenzamos a reír, Tino es Tino.
—¿En qué estaba? —pregunta moviendo su mano para darse aire.
—El capullo —digo.
—Oh, sí, no, no quiere que vuelva con él, solo está enojado porque Salí con Tony, me ha llamado de todo, sin embargo, no me interesa, hasta ahora Tony me trata como a una reina —pestañea.
—Perfecto es lo que menos te mereces —afirma Ash asiento estando de acuerdo.
—Lo sé, ¡Casi lo olvidaba! Tu padre ha venido esta mañana y ha llegado como un loco energúmeno a buscarte, hizo tremendo escándalo en la tienda, creí que iba a matarmeeeeeee —grita afligido.
—¿Estás bien? —cuestiono preocupada, aunque hace un segundo lo estaba, pero con Tino no sabemos y él asiente cerrando los ojos.
—Lo estoy mi princesa guerrera, pero él no, él está completamente loco, ha hecho que uno de sus guardaespaldas me tome de mi perfecto traje levantándome del piso y me ha presionado contra la pared, mientras tu padre me bombardeaba con preguntas —se seca las lágrimas imaginarias.
—Me contuve lo más que pude cariña, lo juro, pero al final, me obligooooooo, tuve que decirle.
Ash y yo volteamos a vernos si dar crédito.
—Valentino —dice Ash sería.
—Lo sé, lo sé.
—Hombre, es increíble que mi padre haya logrado intimi…
—le dije que estabas en Bosnia, con los cuerpos de paz, salvando a los niños de la guerra —Asegura asintiendo en repetidas ocasiones.
Y Ash y yo no podemos evitar la carcajada, mientras la posa ambas manos bajo su mentón y sonríe cándidamente.
—Mi cielo, estaba a punto de plantearle a Ash un viaje de regreso para ir a matarte —digo cuando dejo de reír.
—Debieron ver sus caras —sigue sonriendo.
—Que no estamos para esas bromas, cariño.
—Mi culpa —pestañea y negamos con la cabeza.
—Aahhh, por cierto, quien es el guardaespaldas rubio que acompaña a tu padre, hubieras visto su poderío, su fuerza cuando me sostuvo, su aroma era de un semental, un macho alfa, me acalore mientras me tenía atrapado entre sus fuertes brazos —se abraza a su mismo.
—Valentino, solo a ti —digo sin dejar de reír.
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