ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 3

Alaia

Conduzco mi auto sintiendo mi corazón en mil pedazos, observo de vez en cuando la caja que deje en el asiento de al lado, llego a mi casa y tomo mis cosas, abro la puerta y justo en ese momento sale mi madre de la cocina.

—Linda, creí que vendrías este fin de semana —mi madre se acerca a abrazarme y me ayuda con mis cosas —. ¿Qué sucede? —detalla mi rostro con preocupación.

—Mi relación con Nick… terminó mamá —ella piensa que somos novios, no esposos, lo conoció accidentalmente hace un año cuando fue a visitarme a la universidad, no me quedo más remedio que presentarlos.

—Oh, hija, ¿Cómo? Si se veían tan felices —afirma sentándose en uno de los muebles.

—¿Podemos hablar después de esto? —pido aún de pie.

—Por supuesto mi niña, lo siento —se acerca para ayudarme a llevar mis cosas y subimos a mi habitación, me lanzo sobre la cama y solo escucho que mi madre cierra la puerta cuando sale en silencio de mi cuarto, es justo en ese momento cuando el dique se rompe y me permito sentir todo lo que tengo atorado en mi pecho.

Ha pasado una semana desde que sucedió lo de Nick, solo tuve que ir a la universidad a presentar un último examen, estuve ahí el tiempo necesario, el semestre está por terminar, solo me queda recibir mis calificaciones.

Me encuentro en mi habitación mirando al techo, los recuerdos intentan acorralarme, pero los empujo al fondo de mi mente, debo hacerlo, hago un gesto de dolor cuando siento un pequeño dolor en mi vientre bajo, abro los ojos asustada y recuerdo que debí ir al médico hace unos días.

Me pongo de pie, busco mi cartera y bajo las escaleras.

Mi madre no está en casa, ella trabaja como contadora en una empresa desde que tengo memoria, sus jefes se han comportado muy bien con ella, la aprecian y por esa razón ellos se encargan de pagar mi universidad, solo debo obtener buenas calificaciones y gracias al trabajo de mi madre y la ayuda de mi padre vivimos cómodamente, Ellos no están juntos, nunca han sido una pareja no conozco los detalles de esa relación, pero él nunca se ha desentendido de mí, es un buen padre aunque lo veo un fin de semana al mes y en fechas especiales siempre está presente, me regaló un auto cuando cumplí 16 y está pendiente de mis estudios y de que nada me haga falta, tengo buenos padres, eso me hace sentir culpable por ocultarles mi matrimonio con Nick, pero creo que eso ya no es relevante, ya no estoy casada con él, aunque la razón por la que visitaré al médico en este momento si es importante y no sé cómo hablaré con ellos, temo que voy a decepcionarlos.

Inhalo y exhalo con fuerza cuando detengo el auto frente al hospital, camino por los pasillos buscando a Cedric, mi amigo, el cual Nick odia, su rivalidad inicio en la universidad, mientras Nick era mariscal de campo de Stanford, Cedric lo era de Berkeley, por ello no podíamos vernos seguido; sin embargo, no me aleje de Cedric, él siempre ha sido un buen amigo, lo conocí apenas entre a la universidad, fue novio de una chica que conocí en primer semestre quien fue mi amiga hasta que tuvo que retirarse y cambiar de estado, su relación termino, pero Cedric y yo continuamos siendo amigos.

—Ali —Cedric me saca de mis pensamientos.

—Hola —digo y beso su mejilla, hace una semana fue a verme y le conté lo sucedido, su odio por Nick solo se intensificó y como siempre me brindó su apoyo cuando le hablé de la prueba de embarazo que salió positiva.

—Lamento llegar tarde, las prácticas están absorbiendo mi tiempo —sé que ha estado muy ocupado en los últimos años.

—Está bien, no te preocupes —digo enlazando mi brazo con el suyo.

—Ya hablé con mi padre, te está esperando en su consultorio —me explica y asiento tragando un nudo en mi garganta.

—Gracias —digo sinceramente.

—Ve —Señala la puerta y sigo.

Saludo al señor Van Holt, padre de Cedric quien me conoce desde hace tiempo, me hace las preguntas de rigor y le explico que me hice una prueba de embarazo hace dos semanas, la cual resultó positiva.

—Pasa a la camilla —pide, comienza revisarme y precede a realizarme una ecografía.

—Efectivamente, Alaia, tienes seis semanas de embarazo —observamos la pantalla, mi corazón late con fuerza al ver la pequeña mancha en la pantalla, una calidez invade mi pecho al tiempo que siento miedo —, son gemelos, aquí podemos ver comparten la placenta —mi boca se abre y me quedo de piedra.

—¿Son dos? —cuestiono cuando encuentro mi voz, aun sin poder creerlo.

—Así es —sonríe y puedo notar que le alegra dar estas noticias —todo está en orden con ellos, te daré los detalles de lo que debes hacer de ahora a partir de ahora y los medicamentos que debes tomar de ahora en adelante. Se pone de pie y va a la silla detrás de su escritorio mientras limpio el gel de mi estómago y arreglo mi ropa, estoy en Shock, imagine este día tan diferente hace una semana, pero sin importar que deba ser madre y padre de mis bebés lo haré, lo haré por ellos, ellos no tienen la culpa del padre que tienen, cierro los ojos a recordar a Nick y sus palabras.

Él no lo sabrá, son míos, solo míos. Con esa certeza salgo del consultorio, le agradezco y me despido del señor Van Holt.

—¿Todo bien? Gracias papá, te veré en casa —Cedric se despide de su padre y camina a mi lado para salir del hospital.

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