ÁMAME UNA VEZ MÁS romance Capítulo 7

Alaia

Dos años después.

Días antes de la reunión (Primer capítulo)

Veo la hora en mi reloj de mano y me preparo para ir a casa

En estos dos años logré terminar mi carrera, con algo de dificultades y contratiempos, tuve a mis preciosos hijos, una niña y un niño; mis padres, Ash y Aidan me acompañaron durante todo el embarazo y fueron todo lo que necesite, la etapa del embarazo estuvo llena de aprendizajes, de amor y muchas emociones, los primeros meses resultaron difíciles gracias a los síntomas que llegaron con fuerza; sin embargo, todo volvió a estar bajo control después del cuarto mes, viví mi embarazo plenamente con todo lo que conllevó, guardo y atesoro cada recuerdo de esos meses hasta el día en que nacieron, día que será el más inolvidable de mi vida; después de horas de trabajo de parto los vi por primera vez, la enfermera dejo en mis brazos esos pedacitos de mí envueltos en delicadas mantas y vi sus caritas, pude sentir su aroma, detallé cada pequeña y adorable parte de ellos, lo hermosos que eran, supe que esas dos personitas lo valían todo, me enamore de ellos perdidamente y son lo más bonito que me ha pasado, mis padres y todos los miembros de mi familia están locos por ellos, los adoran, bueno excepto Darius y no les hace falta, con el amor que los demás les brindan es más que suficiente, ahora tienen poco más de un año y debo aceptar que no tienen mucho de mí, se parecen mucho a su padre, el padre que quiso deshacerse de ellos.

Suspiro y tomo mis cosas para salir de la oficina, en este tiempo también aprendí de la compañía, me encargo de los proyectos y el funcionamiento técnico de la compañía, soy miembro de la junta directiva, han sido un par de años muy ocupados, pero me han llevado a crecer como madre, como profesional y me estoy preparando para dirigir esta compañía.

El padre de mi padre nunca se acercó a mí en este tiempo y mucho menos yo a él, solo tratamos temas de negocios, algo que se negó a aceptar en un comienzo, pero se fue ablandando cuando pudo ver mis capacidades.

—Gracias, Ignacio —digo dejando una carpeta sobre su escritorio —está firmada y autorizada la compra, encárgate por favor —pido y él asiente, observo la cantidad de carpetas sobre su escritorio.

—¿Qué ha sucedido con tu asistente? —cuestiono, mi asistente necesita un asistente, tengo un equipo de trabajo el cual me permite tener tiempo para mis hijos.

—El departamento de recursos humanos continúa haciendo entrevistas, les ha tomado demasiado tiempo —afirma sacando aire de su pecho, no sé qué sucedió con su anterior asistente, pero renunció al mes de haber entrado, lo que encuentro extraño; antes de que Ignacio Ascendiera, teníamos a Inés quien era mi asistente directa e Ignacio era su asistente, es una mujer linda y agradable que cumplió su tiempo de trabajo y se pensionó, ahora Ignacio ocupa su lugar y necesita el remplazo para su puesto.

—Bien, hablaré con ellos, no podemos retrasar nuestro trabajo —digo y él asiente despeinando su cabello —, te veo mañana —digo.

—Salúdame a los pequeños terremotos —dice, sonrió para él y camino hacia el ascensor.

Conduzco por las bellas calles de Madrid, he logrado enamorarme de esta ciudad, de este país y no fue difícil acostumbrarme a vivir aquí.

Entro a la casa de mi padre, de la que decidimos no mudarnos, pensaba hacerlo cuando nacieron mis hijos, pero después lo consideré, en ese tiempo logramos ser una familia; mi madre, mi padre, mi hermano y yo, incluso Ashley, somos una familia un poco disfuncional, debido a que mi madre y padre discuten cada dos por tres, pero son unos maravillosos padres y abuelos, y sé que a mis hijos les encanta ver la casa llena de personas, así que este se convirtió en nuestro hogar.

Los tacones de mis zapatos resuenan en el brillante piso, escucho un pequeño grito en el patio trasero y sonrió, Alana mi pequeña es muy expresiva y suelta pequeños gritos cada vez que se emociona, saludo a Sondra y a Loli, la nana de mis hijos, quien es una chica preparada para cuidar y enseñarles todo lo que deben aprender a medida que van creciendo, lo hace en el tiempo en el que estoy en la oficina.

—¿Quién está por aquí? —digo, apenas llego al patio.

—¡Mami! —sonríen mis niños y corren a abrazarme.

Los lleno de besos mientras sonríen y sus bracitos envuelven mi cuello.

—¿Se han portado bien? —cuestiono sin soltarlos.

—Ti —asienten con ganas.

—No es verdad —Aidan llega detrás de ellos—, han escondido todos mis videojuegos—dice mi hermano y yo miro a mis hijos.

—No, no, no, no —dice Alana con sus labios y su dedito mientras Noah ríe travieso.

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