Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1038

Lorraine se fue felizmente después de que Sotiria aceptara ser su dama de honor.

Garrison se excusó y dijo que iba a acompañar a Lorraine a la puerta.

Él siguió a Lorraine hasta el ascensor. En el momento en que la puerta del ascensor se cerró, la expresión tranquila de su rostro se disolvió y miró a Lorraine.

“Me prometiste que no volverías a meterte con Tiria. ¡Solo han pasado unos días y ya has olvidado tu promesa! Ja, ¿abofetear a esa gente en la cara? ¿Invitarla a ser tu dama de honor? ¡Esas son solo tus excusas! Lorraine Larson, ¿qué le pasa a tu cerebro? Estoy seguro de que conoces las consecuencias de tus acciones mejor que nadie. Tiria ahora no lo sabe, y cuando recupere la memoria y recuerde que la invitaste a ser tu dama de honor, ¡te odiará hasta la médula! ¿¡Por qué tienes que ser tan tonta!?”.

“¿Tonta? ¿Yo?”. Lorraine se burló.

“Sí, es cierto. Soy una tonta, pero todavía quiero hacerlo”.

Aunque Garrison estaba enojado con Lorraine, él la había consentido desde la infancia y no se atrevía a hacerle nada. Solo pudo mirarla con frialdad y decirle: “Simplemente no lo entiendo. Ya tienes todo lo que siempre has deseado, entonces, ¿por qué todavía quieres causarte problemas?”.

“Estoy haciendo esto por mí misma”, respondió Lorraine, sin una sonrisa en su rostro. Su mirada se volvió determinada.

“Garrison, ¿has olvidado lo que Carlie me hizo pasar en ese entonces? Quiero que ella sea mi dama de honor. Quiero que esté a mi lado en mi boda y me entregue a Zachary. ¡Quiero que sea testigo del momento de mi victoria para que cuando recupere la memoria, se dé cuenta de que yo soy la ganadora!”.

Garrison la miró inexpresivamente sin saber qué decir.

En ese momento, la puerta del ascensor se abrió. Lorraine no lo miró más y salió del ascensor sin mirar atrás.

…

La boda de Zachary y Lorraine se estaba llevando a cabo hoy en el Distrito del Divino Santuario.

El Distrito del Divino Santuario era la villa más grande de Rothesay, con un patio de más de un millón de metros cuadrados.

El oficiante de la boda esperó hasta que los aplausos se disiparan antes de continuar. “Ahora, demos la bienvenida al novio, el Señor Connor, para que reciba a la novia”.

En el momento en que su voz se apagó, dos camareros levantaron la cortina detrás de la mesa de la boda, y la persona que salió de detrás de la cortina no era otra que Zachary.

“¡Zach!”.

Al ver a Zachary, Lorraine no pudo controlarse y gritó de alegría dentro del coche nupcial.

Sotiria, que estaba sentada del lado derecho de Lorraine, no pudo evitar estremecerse.

Zachary era sin duda un excelente espécimen masculino. No necesitaba ropa para resaltar el aire de nobleza en él. Era como una joya impecable de grado supremo, e incluso si estuviera cubierto con un saco de papas, aún podría brillar intensamente.

Y hoy, se veía aún más brillante con su esmoquin.