Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1052

“¡Bien!”.

Charlotte se encogió de hombros. Sangre de color rojo fuego corría por su barbilla y goteaba en el suelo.

Ella dejó que la sangre goteara mientras miraba a Garrison con calma.

“Lo admito, esa promesa que hice contigo hace diez años fue el peor error que he cometido. Incluso si yo fuera responsable de las consecuencias de mi error, ¿no deberías haberme dicho la verdad antes de pedirme que cumpliera mi promesa y me casara contigo? ¿Estás realmente de acuerdo con usar mentiras y engaños para obtener lo que quieres?”.

Garrison quiso explicarse, pero cuando abrió sus labios suaves y perfectos, sintió como si una mano grande y cruel lo hubiera agarrado por la garganta. No pudo decir una sola palabra.

Cada palabra que dijo Charlotte era como una aguja afilada, perforando las partes más sensibles de su corazón…

'¡Es verdad!'.

Estos cuatro años, él había estado viviendo en el remordimiento cada momento del día porque le había mentido a la mujer que amaba.

Sin embargo, tenía demasiado miedo de perderla.

Tenía miedo de que, si le decía la verdad, ella lo dejaría a un lado y se iría, y que regresaría a los brazos de Zachary.

Fue codicioso, queriendo estar con ella cada minuto y cada segundo. Cada momento que pasaba con ella lo hacía sentir como si fuera el hombre más feliz del mundo… Se ahogaba en esta felicidad, hundiéndose más y más…

Sin embargo, cuanto más se hundía, menos coraje tenía para enfrentar el dolor de perderla. Como tal, no tuvo más remedio que seguir mintiéndole.

Era como tomar veneno para saciar la sed. Disfrutaba de la felicidad de estar con ella mientras se culpaba por aprovecharse de ella.

“¡Bien! Deja de verte tan lamentable. Pareciera que fueras una especie de traidor infame. No te estoy culpando, ¿o sí?”.

La mirada angustiada en el rostro de Garrison ablandó el corazón de Charlotte. Ella no podía soportarlo.

¡Paf!

Un fuerte ruido resonó frente a ella.

En el segundo siguiente, Charlotte se dio cuenta de que Garrison estaba arrodillado frente a ella, el ruido que escuchó era el sonido de sus rodillas golpeando el suelo.

Charlotte entró en pánico.

“Garrison, ¿qué estás haciendo?”.

“Te lo ruego, por favor no me dejes”. Garrison levantó la cabeza y la miró mientras se arrodillaba en el suelo. Su mirada era cálida y suplicante.

Las comisuras de los labios de Charlotte se torcieron.