Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1056

El guardia de seguridad bajó la cabeza y miró a Charlotte. Su rostro estaba lleno de desdén.

“Señora Larson, tenga un poco de autoconciencia. Tal vez el Señor Connor le permitió que lo llamara por su nombre cuando estaba involucrada en su aventura ilícita, pero no olvide que el Señor Connor ha cortado lazos con usted. ¿Qué le da el derecho a llamarlo por su nombre?”.

Charlotte frunció los labios, claramente disgustada.

“Solo quiero saber si está en casa. ¿De verdad tienes que hablar tanto?”.

“¡Bah!”. El guardia de seguridad sacudió la cabeza y miró a Charlotte con una mirada aún más desdeñosa.

“El Señor Connor está en casa, pero Señora Larson, aunque lo esté, me temo que no podrá verlo. No cualquiera puede entrar a su casa como si fuera un centro comercial. Por favor, váyase”.

“¡Bien! Veo cómo son las cosas…”.

Charlotte se encogió de hombros y esbozó una sonrisa. Señaló el pequeño espacio en la puerta que solo era lo suficientemente grande para que pasara una persona.

“¿Por qué actúas así? ¿No sabías? Soy la cuñada de Lorraine. Lory me invitó a su casa. Abre la puerta y déjame entrar con mi coche”.

“¡Jajaja!”.

El guardia de seguridad echó la cabeza hacia atrás y se rio.

“Señora Larson, ya que lo has dicho de esa manera, realmente no puedo dejarla entrar porque la Señora Connor nos ha dejado instrucciones específicas de no dejarla entrar en esta villa. Después de todo lo que sucedió entre usted y el Señor Connor, la Señora Connor está demasiado ansiosa por mantenerse alejada de usted. ¿Por qué la invitaría a su casa? Jeje… Eso es más como traer un lobo a tu propia casa”.

Charlotte se sonrojó furiosamente.

Ella sabía que era inútil. Nada de lo que dijera funcionaría. Ella decidió abrir la puerta del coche de una patada, salir del coche y caminar hacia la puerta sin siquiera cerrar la puerta.

“Detente ahí— ¡Ah!”.

El guardia de seguridad, que estaba en el camino de Charlotte, gritó antes de que pudiera terminar la oración porque Charlotte le apuntó firmemente con una fría pistola al pecho.