Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1057

Sin embargo, Charlotte se detuvo cuando llegó junto a Zachary.

Zachary, que siempre había tenido instintos agudos como un guepardo, ni siquiera notó a Charlotte cuando apareció junto a él.

Él continuó parado frente al árbol como una escultura de hielo. Sus ojos helados y cristalinos contemplaron las palabras talladas en el árbol: ¡Zachary, Charlotte, Amor Eterno!

Charlotte lo recordaba. Hace cuatro años, antes de vengarse de Lorraine, ella personalmente talló dos corazones unidos por una flecha en este plátano de sombras. Luego, grabó esas mismas palabras en ambos corazones.

El cuchillo que había usado para tallar esas palabras era el mismo cuchillo que usó en su venganza contra Lorraine.

“¿La estás extrañando de nuevo?”. Charlotte habló primero.

Solo entonces Zachary se dio cuenta de que alguien estaba a su lado. Él la miró con indiferencia, luego volteó su mirada hacia el árbol. Su voz era fría y helada.

“¿Quién te dejó entrar en mi casa?”.

Las comisuras de los labios de Charlotte se torcieron.

En el pasado, ella se habría querido escapar del susto, gracias a su comportamiento frío y desagradable. Pero ahora, ella sabía quién era ella. No solo no iba a alejarse de él, sino que incluso dio un paso más cerca. Su voz era aún más suave que nunca.

“Si estás al tanto de mi situación reciente, me preguntarías por qué he regresado. Sin embargo, hiciste esa pregunta en su lugar… Parece que no tenías idea de que dejé Rothesay hace una semana. ¿Es porque has decidido cortar los lazos conmigo, por lo que has dejado de prestar atención a todo lo que me concierne?”.

Las pupilas heladas de Zachary resplandecían con un brillo extraño.

Sus ojos se volvieron aún más fríos en el segundo siguiente, mientras que su voz se volvía aún más oscura.

“Lo dejé muy claro ese día. Tus asuntos no son de mi incumbencia”.

A pesar de estar mentalmente preparada para esto, su frialdad la hizo temblar en ese momento.

“Zachary, volví por ti. Lo he considerado a fondo. ¡Estoy de acuerdo, quiero ser tu amante!”.

“¿Eh?”. Zachary, que era tan frío como un glaciar, inmediatamente mostró una pequeña grieta en su rostro cincelado. Solo entonces volteó su mirada hacia el rostro de Charlotte.

“Sotiria, ¿te has vuelto loca? ¿O has vuelto a drogarte? ¿Tanto que has perdido el juicio?”.

Su expresión helada e impresionante era suficiente para hacerla temblar de miedo.

Sin embargo, Charlotte no estaba asustada en absoluto. Puede que Zachary no estuviera consciente de su verdadera identidad, pero recordaba el profundo amor de Zachary por ella. Por lo tanto, sin importar cuán fría fuera su voz, ella no tenía miedo.

Como tal, ella se negó a retirarse y no evitó su mirada. En cambio, permaneció parada frente a él, curvando las comisuras de sus labios en una sonrisa. Sus ojos brillaban con calidez.

“¡Zachary, te amo!”.