Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1237

En ese momento, el teléfono de Charlotte volvió a vibrar.

Ella rápidamente contestó la llamada con una voz cargada de emociones. “Zachary y yo estamos en el salón del director de la fábrica. ¿Dónde estás? ¿Y Poopoo? ¿Dónde está él?”.

“¡Ja! ¿Por qué tienes que hacer tantas preguntas, Señorita Simmons? ¿Aún desconoces tu situación actual?”. La voz desprendía un sentimiento de desdén.

Charlotte estaba sorprendida y enfurecida.

“¿Qué dijiste?”.

La otra persona suspiró. “Estoy diciendo que, en este momento, soy un cuchillo. Tú y el Señor Connor son peces en mi tabla de cortar. No tienes más remedio que escuchar mis instrucciones incondicionalmente y dejar que te corte. No deberías estar haciendo preguntas. ¡En cambio, deberías estar haciendo lo que yo diga!”.

'Eh…'.

Charlotte se quedó sin palabras.

¡Tenía razón!

Ahora mismo estaban a merced de esta persona.

Incluso el poderoso y majestuoso Zachary solo podía cumplir con los deseos del secuestrador, al igual que ella.

Charlotte se distrajo momentáneamente al principio, pero luego escuchó a la persona continuar con una voz oscura y sombría. “¿Ves la cama y la silla en la habitación? Les he puesto unos grilletes. Tú y el Señor Connor entrarán. Luego, harás que el Señor Connor se acueste en la cama y le amarrarás las manos y las piernas. Después de hacer eso, te sentarás en la silla y te atarás. Cuando hagan eso, pasaré a verlos”.

Charlotte jadeó.

“¡No haremos eso! Si nos atamos, no podremos defendernos sin importar lo que nos hagas. ¿Qué pasará si tomas el diamante y te niegas a devolvernos a Poopoo?”.

“¿Oh? Jeje…”.

La otra persona rio escalofriantemente.

Charlotte volvió a guardar el teléfono en su bolsillo. Su mano derecha todavía temblaba violentamente.

Ella levantó la cabeza y miró a Zachary. Ella lo miró fijamente durante mucho tiempo antes de recuperar su voz.

“Zachary, estoy segura de que escuchaste mi conversación con el secuestrador, ¿verdad? No tenemos otra opción. ¡Tengo que arriesgarlo todo y tomar esta apuesta!”.

Zachary, que era tan guapo como un dios, asintió sin dudarlo.

“Bien”.

Charlotte lo miró fijamente.

Él era la figura más noble de Rothesay. Era como un gran rey parado en la cima de la pirámide, indiferente y majestuoso, contemplando el mundo. Ella, por otro lado, era una figura insignificante comparada con él… sin embargo, él la consideraba su reina. Él siempre trataba sus palabras como un decreto real. Sin importar lo que ella dijera, él cumpliría incondicionalmente…