Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 1238

Charlotte y Zachary entraron en la habitación.

Charlotte había estado afuera de la puerta, por lo que no pudo ver adentro con mucha claridad. Cuando entró, se dio cuenta de que había dos pares de grilletes en la cabecera de la cama y en la parte inferior de la cama, respectivamente. Eran cuatro en total.

Zachary ya estaba junto a la cama.

Sin embargo, él no se acostó en la cama. En cambio, frunció el ceño con sus cejas oscuras y bien formadas. Su rostro tentador, adictivo y devastadoramente hermoso parecía ligeramente preocupado.

“¡Escúchame!”.

Charlotte empujó su brazo.

“Zachary, sé que eres muy orgulloso y nunca te han atado. Esto debe sentirse humillante para ti, pero… tendrás que aguantarlo por ahora por el bien de nuestro hijo”.

La garganta de Zachary tembló. Una pizca de asco brilló en sus pupilas heladas.

Charlotte no lo sabía, pero Zachary no estaba reacio a subirse a la cama porque se sentía humillado por el hecho de que tenían que atarlo de pies y manos. Era porque él, un adicto a la limpieza, nunca se había acostado en una cama ajena…

A pesar de que definitivamente tenía que quedarse en una habitación de hotel de vez en cuando, le pedía al hotel que cambiara las sábanas, las mantas, las almohadas y todo lo demás por artículos nuevos con anticipación…

Sin embargo, esta cama no solo era fea. La sábana estaba polvorienta, y quién sabía quién había dormido en ella alguna vez. Solo verlo hacía que se le revolviera el estómago.

“¡Zachary!”.

Charlotte vio que todavía se negaba a subirse a la cama y parecía agraviado.

“Sabes que salvar a nuestro hijo depende de tu cooperación. Poopoo ya perdió un dedo. El secuestrador dijo que si no cooperas, matará a su rehén… Incluso me dijo que me enviaría las partes del cuerpo de Poopoo durante nuestra última conversación. Poopoo debe estar sufriendo. ¡Oh, Poopoo! ¡Pobrecito! Hemos estado separados de él durante mucho tiempo. Ahora, finalmente tenemos la oportunidad de verlo otra vez. Tenemos que aprovechar esta oportunidad”.

Las lágrimas brotaron de sus ojos cuando dijo eso.

Sus lágrimas eran el mayor temor de Zachary. Verla en este estado era suficiente para que Zachary saltara a una olla de aceite caliente sin dudarlo si ella se lo pidiera solo para hacerla feliz.

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