Charlotte descubrió que ya no podía ver a Zachary con tanta claridad como antes.
“Lo que le dije hoy no es algo que deba repetir, Señora. No debes contarle al Segundo Amo sobre esto. De lo contrario, estaré muerto en menos de un minuto. Ahora tengo que llevar al Segundo Amo a la compañía. Nos vemos”. Lucas también se subió al coche.
Charlotte, que acababa de recuperarse del trance, lo agarró de inmediato; la timidez y el arrepentimiento se entrelazaron en sus ojos llorosos. “Ehm… creo que he ofendido a Zachary”.
Zachary había sido muy amable con ella, pero ella lo tomó como un hombre que tenía un extraño “fetiche” y lo había estado evitando como la plaga…
Lucas acarició el nido dorado sobre su propia cabeza. “Señora, si quieres disculparte con el Segundo Amo, el método es muy simple. Incluso te lo había dicho hacía mucho tiempo, pero lo descartaste sin dudarlo en ese entonces, así que no seguí presionando”.
“¿¡Eh!?”. Charlotte estaba perpleja. No podía recordar lo que Lucas le había dicho antes de esto.
Lucas le dedicó una sonrisa significativa, se inclinó más cerca del oído de Charlotte y susurró: “Realmente te lo he dicho antes; la mejor forma de que una mujer complazca a un hombre es metiéndose en su cama. Además, eres la esposa del Segundo Amo, así que no debería ser un gran problema para ti tomar la iniciativa, ¿cierto?”.
El rostro de Charlotte, que acababa de enfriarse durante un rato, se encendió de nuevo. Ella no sabía cómo se las arregló para responder a esa sugerencia. “Pero, Luke, incluso si realmente quisiera tomar la iniciativa de… de… hacer eso con él, su habitación es un área prohibida en la casa para mí. Me estrangulará si me atrevo a irrumpir”.
“Jaja”. Lucas se echó a reír.
“No te preocupes, Señora. Si el Segundo Amo te mata porque irrumpiste en su habitación, me ahorcaré yo mismo y me enterraré a tu lado”.
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