Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 339

El rostro metálico de Zachary no mostró ninguna emoción. Su voz tampoco tenía emociones.

“Eso es entre nosotros. No tiene nada que ver contigo”.

La sombra de Lorraine en el suelo tembló. Ella levantó su mano derecha temblorosa. “Dejaste este reloj en mi casa. Te lo di hace tres a-”.

“No lo quiero”.

El tono helado de Zachary la interrumpió.

“El bote de basura está a tu izquierda. Puedes tirarlo allí”.

Las rodillas de Lorraine se doblaron como si hubiera recibido un puñetazo. Se dejó caer sobre la hierba helada.

El reloj, que tenía en la mano como un tesoro preciado, se ahogó al instante en sus lágrimas.

'¡Miranda tenía razón! ¡Zachary está completamente hechizado por esta zorra! ¡Ya no es el mismo Zachary que estaba completamente enamorado de mí!'.

Zachary caminó recto en silencio, sin molestarse en voltearse y mirar a Lorraine.

'¿Por qué?'.

Esa también era precisamente la pregunta de Zachary.

Una vez, él y Lorraine habían estado tan enamorados que estaban dispuestos a hacer un embarazo in vitro sin haber tenido relaciones sexuales, solo para poder tener una boda a la fuerza…

Él le debía mucho a Lorraine. Demasiado, de hecho.

Él una vez había esperado poder convertir a Lorraine en una mujer, como cualquier otro hombre. Sin embargo, una vez que realmente sucedió, no sintió que su sueño se hubiera hecho realidad. En cambio, se había sentido como si hubiera tragado veneno accidentalmente. ¡Solo había sentido asco!

Sin embargo, era completamente diferente con Charlotte.

Ella apretó la chaqueta negra de Zachary con los dientes rechinados y la tiró a la basura.

Cerró los ojos y se lavó una y otra vez, frotándose a sí misma.

'¡Zachary está sucio ahora! ¡Y tenerlo tocándome así me hace sentir como si mi cuerpo también estuviera sucio! ¡Necesito lavarme bien!'.

Desafortunadamente, sin importar cuánto se frotará hasta que su piel estuviera a punto de sangrar, no pudo lavar la suciedad que había dejado en su alma. La imagen de él, entrelazado con Lorraine, quedó grabada en su mente.

“¡Zachary! ¿Tú también? ¿Por qué? ¡Zachary!”.

Ella gritó su nombre con decepción mientras se agachaba debajo de la regadera, acurrucada en una bola. Las lágrimas cayeron incontrolablemente por su rostro una vez más.

Charlotte se lavó en el baño durante casi media hora.

Se puso un conjunto de ropa limpia, pero no hizo nada para levantarle el ánimo. Se sentía perseguida por la sombra de Zachary en esta casa, que le pertenecía a él. Por lo tanto, decidió salir y animarse.