Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 395

“¿De verdad?”. Zenios se rió entre dientes. “Entonces, ¿estarás dispuesta a seducir a un hombre para ayudarme?”.

“Pues…”. Charlotte, que estaba avergonzada, esbozó una sonrisa rígida.

“Zenios, soy diferente cuando se trata de esto. Ahora soy una mujer casada. ¿Cómo podría seducir a otros hombres? Mientras tú, ni siquiera tienes novia, por su puesto podrías hacer todo de manera más casual. Así que deja de ponerme las cosas difíciles”.

Zenios emitió una expresión infeliz y se quejó: “Hm, solo me estás dando excusas, ni siquiera me tomas en serio-”.

“¡Ejem! ¡Ejem!”. Dos carraspeos deliberados y exagerados interrumpieron a Zenios.

La cabeza dorada de Lucas se asomó por la ventanilla del coche. “Señora, el Segundo Amo y yo la estamos esperando en el coche. ¿Cómo puedes darte el lujo de desperdiciar el preciado tiempo del Segundo Amo y escuchar las quejas de Zenios aquí afuera?”.

Charlotte volteó a mirar a Zachary, que estaba sentado en el coche, y las comisuras de los labios se levantaron con fuerza. “Jaja, lo siento mucho. Ya entraré”.

Charlotte subió al coche y dejó atrás a Zenios.

“¡Carlie!”.

“Carlie…”.

¡Bam!

Charlotte ya había cerrado la puerta.

El sonido del motor resonó y el lujoso Rolls Royce pasó rápidamente por delante de Zenios. Él se quedó solo en el estacionamiento exclusivo en un abrir y cerrar de ojos.

‘Ja…’. Las comisuras de los labios de Zenios esbozaron un arco impotente.

'¡Carlie! Mi amor inalcanzable. ¡Mi Segundo Tío ha tomado tu corazón!'.

Sería imposible para ella encontrar a alguien que la tratara tan bien como Bryson. ¡Nadie volvería a llegar tan lejos por ella!

'Todo es mi culpa. ¡Fui descuidada!'.

'¡No! ¡Esto no es mi culpa! ¡Todo esto es parte del plan de Charlotte!'.

'¡Todo es culpa de Charlotte! ¡Esa p*rra lo ha arruinado todo!'.

En ese momento, el coche de Tiffany ya había llegado al portón de la villa del Puerto de Florence Lyra. Ella golpeó la bocina tres veces, pero el guardia no abrió el portón. Ella bajó la ventanilla del coche y gritó exasperadamente a la caseta de vigilancia: “¿Te has quedado sordo? ¿Por qué no me abres el portón?”.

El guardia la miró lánguidamente. “Lo siento, Señorita Miller, pero el Señor Harper acaba de llamar hace unos minutos y nos dijo que no la dejáramos entrar”.

“¿¡Has perdido la cabeza!?”. Tiffany abrió la puerta con una patada feroz, fue directamente hacia la caseta de vigilancia sin importar lo que estuviera usando, y señaló con su dedo tembloroso la cara del guardia.