Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 447

Zachary sintió una brisa cálida rozar su corazón frío y duro en ese momento. Sus pupilas heladas de cristal brillaban intensamente.

Sin embargo, cuando vio el rostro manchado de lágrimas de Charlotte y sus rasgos demasiado teatrales y temblorosos, él sintió como si lo hubieran empujado a una cueva de hielo. Sus labios perfectos y normalmente inexpresivos se crisparon.

“¡Lárgate!”.

“¿Por qué…?”. Charlotte, cuyo rostro estaba manchado de lágrimas y lleno de confusión, no tenía idea de cómo se las arregló para responder. “Luke dijo que mientras te amara, no te importaría si tuviera una aventura y todo volvería a ser como solía ser…”.

“¡Suficiente!”. La manzana de Adán de Zachary se estremeció. Su dedo tembloroso señaló la puerta. “No quiero volver a verte de nuevo. ¡Vete! ¡Vete!”.

¡Crac!

Él pateó la mesa del bar frente a él, provocando que se estrellara contra las ventanas francesas, creando un gran agujero.

Sorprendentemente, Charlotte no tuvo miedo en absoluto. Ella simplemente lo miró con grandes signos de interrogación flotando en su mente.

Lucas se apoyó contra la puerta, levantó la cabeza y suspiró.

'¿Ves? ¡Charlotte Simmons es una doble cara! Hace un segundo, estaba andando en rodeos, tratando de divorciarse del Segundo Amo. Luego, le dije que mientras ella lo amara, él dejaría ir el pasado, y ella se dio la vuelta, cambió su tono y le dijo al Segundo Amo “¡Te amo!”. Su confesión está plagada de motivos ocultos. ¡Es tan falsa! ¡Tan barato! Incluso yo, un espectador al margen, sentí como si Charlotte me alimentara a la fuerza con un bocado de m*erda cuando escuché esas palabras. Quiero vomitar. No puedo imaginar cómo se siente el Segundo Amo…'.

En ese momento, ellos escucharon el sonido claro del metal cayendo al suelo desde la escalera de caracol.

Charlotte se volteó hacia el ruido y vio a Lorraine de pie en la escalera entre el segundo y tercer piso. Llevaba un vestido blanco flotante mientras estaba de pie en la escalera de mármol blanco. Su entorno parecía iluminado por la luz de la luna y se veía tan deslumbrante como una diosa.