Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 448

La voz de Zachary era fría, pero indiferente. Era despreocupada, pero sonaba como un trueno en los oídos de Charlotte. Mientras miraba el rostro encantador de Zachary, ella se quedó boquiabierta y tembló, incapaz de cerrar los labios.

“¡Acepto! Zach, sabes cuánto te amo. ¡No he dejado de esperar que me dijeras estas palabras ni por un momento!”. Los labios de Lorraine temblaron incontrolablemente, abrumados por la alegría.

“Pero… Carlie… la escuché decirte que te ama. ¿De verdad puedes dejarla ir?”.

Hubiera sido mejor si Lorraine no hubiera mencionado la confesión de amor de Charlotte. El rostro de Zachary se ensombreció tan pronto como lo hizo. Sus ojos se volvieron aún más fríos y su corazón se llenó con más determinación que nunca. “Iré al ayuntamiento con ella de inmediato y me divorciaré. También deberías divorciarte del Tío Jebediah lo antes posible. Tendremos nuestra ceremonia de boda en este salón”.

Lorraine estaba tan feliz ahora que se quedó sin palabras.

Ella había estado esperando tanto tiempo por este día.

Se había devanado los sesos y avanzó con cuidado por el bien de este momento.

'Finalmente, ¡he ganado! Finalmente eliminé a Charlotte Simmons, esa zorra que se aprovechó de mi malentendido con Zach, del corazón de Zach. ¡Zach y yo nunca volveremos a separarnos!'.

Charlotte, sin embargo, se sintió decepcionada. Se sintió débil por todas partes, pero se obligó a soportarlo, lo que le impidió colapsar en el suelo.

Zachary entrecerró los ojos mientras la miraba. Su rostro era inexpresivo.

“¿No es esto lo que querías? Te estoy dando lo que querías y estás actuando deliberadamente como si hubieras recibido un gran golpe. ¿Es eso realmente necesario?”.

Él caminó a su lado mientras hablaba.

En el pasado, él habría envuelto su brazo alrededor de su delicada cintura y la habría atraído a sus brazos. Esta vez, simplemente pasó junto a ella.

“Como solicitaste, usaré la cláusula en nuestro acuerdo prenupcial y haré que te echen. No olvides tu identificación. Nos veremos en el ayuntamiento”.

En ese momento, Charlotte sintió como si su corazón estuviera vacío. Sin importar cuánto lo intentara, no tenía forma de disputar la última pizca de su dignidad. Sus rodillas se doblaron y se desplomó sobre el suelo helado.