Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 523

Las manos de Kourtney temblaron al escuchar esa voz, y el bolso Louis Vuitton de alta gama que acababa de recoger hace menos de un minuto volvió a caer al suelo.

La gente que estaba allí comiendo se dispersó a toda prisa.

Kourtney quería meterse en la multitud y escapar, pero fue bloqueada por un hombre alto. “Todos estamos aquí por ti. ¿Cómo podemos vengarnos de ti por la Señora Connor si no estás?”.

“Tú… ¿Qué es lo que quieres?”. Kourtney, que estaba actuando de manera arrogante con Charlotte hace un momento, temblaba tan vigorosamente que ni siquiera podía hablar.

Zachary siempre había sido un hombre despiadado y nunca se había compadecido de sus enemigos. Kourtney ya había presenciado y experimentado el lado cruel de Zachary.

Ahora, Zachary había enviado a tanta gente aquí para acosarla, por lo que estaba aún más asustada.

“¿Por qué no vimos que estabas tan asustada cuando le echaste la limonada encima a la Señora Simmons? Ahora casi te mojas los pantalones ahora que estamos aquí”. El hombre miró a Kourtney con sarcasmo.

“El Segundo Amo nos dijo que escucháramos a la Señora Simmons. Haremos lo que ella quiera que te hagamos. Si no quieres morir miserablemente, deberías empezar a suplicarle a la Señora Simmons ahora”.

Kourtney instantáneamente desvió su mirada hacia Charlotte. “Solo te he salpicado un vaso de limonada en la cara, tú… ¡No te atrevas a exagerar!”.

Charlotte ni siquiera se molestó en mirarla de nuevo. Ella levantó el rostro con arrogancia y miró a los hombres que esperaban sus instrucciones. “Córtenle la mano que uso para salpicarme y luego corten su lengua asquerosa”.

Fue como si Kourtney hubiera escuchado un trueno. Podía sentir la fuerza escapando de sus piernas en un instante, y ya no podían sostener su cuerpo. Luego se derrumbó en el suelo como un charco de lodo.

“¿Han escuchado lo que dijo la Señorita Simmons? ¡Háganlo!”. Tan pronto como se dio la orden, dos hombres sacaron sus dagas inmediatamente y caminaron hacia Kourtney.

Kourtney miró fijamente las hojas brillantes mientras se colocaban cada vez más cerca de su mano, y su voz sonaba desesperada e histérica. “¡No la escuchen! Charlotte Simmons… ¡Está loca! ¡No! ¡No se acerquen a mí!”.

“No lo hagan…”.

“¡No!”.