Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 58

Charlotte tragó fuertemente por el miedo.

"Te daré tres segundos. Devuélveme mi teléfono y actuaré como si estuvieras sonámbula de nuevo", dijo Zachary mientras se acercaba a Charlotte con su mano derecha.

Miranda miró incrédula a Zachary, preguntándose si sus oídos le habían fallado.

Después de todo, él era Zachary Connor, un hombre que tenía tolerancia cero ante cualquier acto de rebelión.

Charlotte lo había interrumpido descaradamente mientras le daba órdenes a su subordinado, e incluso le había dicho a su subordinado que estaba hablando dormido. Si esto no fue un acto de rebelión, ¿entonces qué fue? Ahora, ¿su hermano había decidido no tomar ninguna medida en su contra y solo le pidió que le devolviera el teléfono?

"Puedo devolverte tu teléfono, pero tienes que prometerme que no enviarás a nadie por Coraline". Charlotte aferró el teléfono de Zachary con sus manos mientras lo miraba con valentía, lo que provocó que una expresión de sorpresa apareciera en el semblante impecable de Zachary.

Sin embargo, la expresión de sorpresa no se quedó mucho tiempo en su rostro. Pronto recuperó la compostura y dijo con voz helada: "Entonces, ¿debería considerar esto como chantaje?".

Zachary se puso de pie y comenzó a caminar con pasos grandes y confiados hacia Charlotte.

Su abrumadora opresión intimidaba a Charlotte a medida que se acercaba más y más a ella. Sintió que su corazón dejaría de latir en cualquier segundo debido al creciente miedo que él le producía, pero se negó a retroceder. Se obligó a sí misma a levantar la cabeza, mirando desafiante al hombre que se acercaba, y dijo: "No fue mi intención chantajearte. Nunca haría eso. Solo quería... ¡Hmm!".

Ella se aclaró la garganta. Cuanto más cerca estaba Zachary de ella, más horrorizada se sentía. Sin embargo, no importaba lo asustada o nerviosa que estuviera, no podía echarse para atrás. Si quería salvar a Coraline, no podía ceder.

“Coraline se peleó con tu hermana por mi culpa. Fue tu hermana quien me insultó primero, y nunca podrías imaginar las insoportables y viciosas palabras que pueden salir de la boca de una chica como ella. Incluso si Coraline no le hubiera tirado el vino, ¡yo misma la habría abofeteado y tirado al suelo, porque es lo que merecía!".

Miranda, que estaba acostada en su lecho de enferma, miró con crueldad a Charlotte y apretó los puños.