Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 681

“Carlie, ¿has perdido la cabeza?”. Lorraine se levantó de inmediato. “Estabas tan aburrida que llevaste a mi hijo al hospital para una prueba de maternidad, y todo esto ahora ha provocado que mi hijo sea secuestrado. No solo no te disculpaste conmigo después de despertar, ¿sino que me echaste toda la culpa a mí? Jajaja… Charlotte Simmons, entiendo lo que estás pensando. ¡Tienes miedo de que Zachary te haga responsable, así que estás tratando de redirigir toda la responsabilidad sobre mí!”.

Lorraine parecía estar extremadamente agraviada y ofendida mientras seguía señalando a Charlotte con agitación.

Charlotte sabía que Lorraine podía actuar, por lo que no le siguió el juego a Lorraine y solo levantó las cejas con frialdad.

“Hasta ahora, estás haciendo tu mejor actuación. ¿No que eres inteligente? ¿Por qué suenas tan estúpida hoy? ¿De verdad crees que revelaría esto sin ninguna evidencia?”. Mientras decía eso, ella estiró su mano derecha en su bolsillo.

Sin embargo, estaba vacío.

Ella recordaba claramente que había doblado el resultado de la prueba de maternidad y lo había guardado en su bolsillo, pero ya no estaba.

Sin embargo, Charlotte no se sorprendió en absoluto.

'Como Lorraine le ordenó a alguien que me golpeara, lo que provocó que me desmayara y arrebataran a Poopoo, naturalmente habría arreglado que me quitaran los resultados de la prueba de maternidad…'.

“¿Crees que puedes ocultar los hechos llevándote al niño y las pruebas? Lorraine Larson, esta vez estás acabada. ¡No lograrás engañar a Zachary! ¡Zachary, sígueme!”. Charlotte se levantó de la cama del hospital sin dudarlo, tiró de Zachary y estuvo a punto de salir de la sala sin siquiera ponerse sus zapatos.

Sin embargo, con su ira alcanzando su punto máximo, otra ola de dolor punzante se originó en su cabeza. Se sintió como si el cuarto a su alrededor comenzara a girar de repente, y se derrumbó en el suelo.

El dolor que vino de golpear el suelo no llegó como esperaba, ya que los fuertes brazos de Zachary rodearon su esbelta cintura tan pronto como perdió el equilibrio. Luego la levantó y la ayudó a ponerse de pie.

“¿A dónde vamos?”. La voz de Zachary, que sonaba tan melodiosa y clara como una nota musical, rozó su rostro demacrado con cálidos labios.