Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 687

El corazón de Charlotte se detuvo y se podían ver rastros de aprensión en sus ojos claros.

“Escuché de la niñera que trabaja en tu casa que también amas a Poopoo, ¡sin mencionar que es el hijo de Zachary! ¡No hay forma de que le hagas daño!”.

“¿Eso crees?”.

Lorraine levantó su lindo rostro.

“Pero Charlotte, no olvides que… Aunque quiero a Poopoo, es mucho menos importante para mí que Zach. Estoy segura de que me conoces lo suficientemente bien. Ya que descubriste la verdad, ¿cómo puedo mantenerlo como evidencia viva en este mundo?”.

El cuerpo de Charlotte tembló.

“Tú…”.

Ella abrió la boca con gran dificultad, y cada palabra que escapaba de su boca parecía agotar su energía.

“¿Qué… le… hiciste?”.

“Ja… Charlotte, me parece que, aunque has pasado solo unos pocos días con Poopoo, te has vuelto muy apegada a él. Tu rostro se puso aún más pálido que el papel blanco cuando te enteraste de su muerte”.

Con ojos resentidos y una sonrisa torcida, Lorraine acercó sus labios al oído de Charlotte mientras hablaba.

“Escucha cuidadosamente. Justo después de que quedaras inconsciente, yo personalmente estrangulé a tu bebé. Pobre bebé… Me miraba con sus ojos grandes, claros e inocentes, gritando ‘mami, mami’ una y otra vez. Hablando de eso, estuvo diciendo ‘mami’ por un tiempo, pero nunca me llamó a mí mami. Creo que te estaba pidiendo que lo salvaras. Por desgracia, era tan lamentable. Pensé que tenías algún tipo de conexión psíquica con él. ¿Por qué no viniste a salvarlo? Como no lo hiciste, tuve que estrangularlo hasta la muerte”.

Charlotte sintió como si su corazón hubiera sido apuñalado por una hoja afilada. No podía hablar y había dejado de respirar. Las lágrimas brotaban de sus ojos y corrían por su rostro.

Mientras miraba su expresión devastada, Lorraine sintió una retorcida sensación de satisfacción en su corazón. Ella curvó fríamente sus labios.

“Gracias a Dios que no estabas allí. Poopoo solía ser tan adorable, pero cuando murió, su carita estaba tan hinchada como un tomate y no era nada lindo”.

Charlotte cerró los ojos por el dolor y le tomó cada onza de su fuerza forzar las siguientes palabras a salir de su boca. “Deja de hablar…”.

El dolor, la resignación y el odio de perder a su hijo estalló como un volcán incontrolable en el corazón de Charlotte en ese momento. Echó toda precaución al viento y estranguló a Lorraine con todas sus fuerzas. En este momento, ella solo la quería muerta.

“Suéltame…”.

“Puaj…”.

“Suél… tame…”.

La voz de Lorraine se estaba volviendo cada vez más débil y la intensidad de su lucha también. Su rostro, que era tan puro como la nieve, ahora se había puesto rojo.

Charlotte sabía que, si no la soltaba ahora, Lorraine se convertiría en un cadáver en cuestión de segundos.

Pero ella no podía soltarla.

¡Ya no le importaba nada más! Después de todo, había perdido toda esperanza.