Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 852

“Puedes seguir llamándome por mi nombre a partir de ahora”, respondió Zachary, parecía tan majestuoso como un dios.

'¿Qué?'.

La mirada de Sotiria pasó de la ansiedad a la sorpresa.

La voz fría pero melodiosa de Zachary se acercó más y más detrás de ella. “Creo que es bastante íntimo de tu parte dirigirte a mí de esa manera”.

Sotiria soltó una maldición.

La sombría figura vaciló frente a ella. Zachary de piernas largas había llegado frente a ella.

Él levantó su barbilla con la mano izquierda y lentamente movió su pequeño rostro hacia arriba. Luego, sostuvo su rostro con la mano derecha.

Ella no intentó escapar.

Su corazón sabía muy bien que no estaba bien cada vez que Zachary se acercaba a ella y la tocaba íntimamente. Ella debería apartarlo… pero siempre parecía convertirse en una estatua, como si no pudiera moverse en absoluto…

Ella claramente tenía miedo de que él estuviera tan cerca de ella.

Pero al mismo tiempo esperaba con ansias que se acercara más.

Por lo tanto, ella se rindió y dejó que su cálida mano limpiara suave y cálidamente las lágrimas de su rostro, así como así.

Se vio obligada a levantar la cara y mirar su rostro bellamente esculpido. Podía sentir el aliento saliendo de sus fosas nasales, junto con su calor abrasador. Era como si las llamas le rozaran la cara. Todo a su alrededor parecía desvanecerse. Él era lo único que quedaba en su mundo.

“Si te casas conmigo, no puedo prometerte que nunca volverás a llorar, pero puedo prometerte que limpiaré tus lágrimas por el resto de tu vida”.

La voz de Zachary tenía un tono encantador mientras rozaba suavemente su frente.

Sin embargo, al escuchar esa voz, Sotiria sintió como si le hubieran echado un balde de agua fría en la cabeza. Inmediatamente se puso sobria.

“¡Ja! ¿Niñita? ¿Tratarme como un tesoro? ¿Cómo solías hacerlo? ¡Solo me ves como el reemplazo de tu niñita!”. De repente, Sotiria ignoró el miedo que le tenía y le dio una palmada en la mano que le levantaba la barbilla.

¡Zas!

Se escuchó un ruido fuerte y claro. Zachary sintió un dolor ardiente en el dorso de su mano e instintivamente soltó su barbilla, dejando caer su mano cerca de su cintura.

Con una fuerza que nunca supo que tenía, Sotiria colocó su mano derecha sobre el pecho de Zachary y logró alejar al hombre alto y fuerte unos pasos.

Ella se burló.

“Ahora lo entiendo. Solo me permitiste llamarte por tu nombre por esa niñita tuya, ¿no es así? Dijiste que sonaba íntimo cuando te llamé ‘Zachary’ porque tu niñita solía llamarte por ese nombre. ¡Cuando hice lo mismo, te acordaste de ella!”.