Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 862

Zachary entrecerró los ojos. Levantó suavemente las comisuras de sus labios. “Eres mi esposa. La casa de mi esposa también es mi casa. ¿Cómo podría irrumpir en mi propia casa?”.

Sotiria se quedó sorprendida al principio. Entonces, no estaba segura de sí reír o llorar.

“Es suficiente, Señor Connor. Nunca acepté casarme contigo, no soy tu esposa. Voy a darte un minuto para que salgas de mi casa, o llamaré a la policía”.

El pecho de Sotiria subía y bajaba por el enojo.

Naomi también hizo un puchero con sus pequeños labios y le lanzó a Zachary una mirada feroz. “¡Tú, malote! ¿Escuchaste lo que dijo mi mami? ¿Qué haces todavía en el sofá? ¿No te irás?”.

Solo entonces Zachary dejó su taza de té y levantó tranquilamente su mano derecha. Pasó su mirada por su reloj de pulsera de ónix blanco. “¿Estás tan ansiosa por venir a casa conmigo?”.

Las comisuras de los labios de Sotiria se torcieron.

“¿De qué demonios estás hablando? ¿Estás borracho?”.

El alto y majestuoso Zachary respondió: “Estoy completamente sobrio, y también puedo garantizarte que una vez que estemos casados, nunca me emborracharé a menos que no tenga de otra”.

Sotiria quería llorar, pero las lágrimas no salían. “Entonces, ¿qué te hace pensar que Naomi y yo querríamos ir a casa contigo? ¿Qué te hace estar tan seguro de que me voy a casar contigo?”.

“Porque te voy a secuestrar”. Zachary sonrió.

'¿Qué?'.

En un trance, Sotiria vio a Zachary levantar la mano derecha y chasquear los dedos.

¡Clac!

Con un chasquido de sus dedos, la puerta cerrada de Sotiria se abrió de golpe.

Once hombres vestidos de negro las emboscaron. Corrieron hacia ella y Naomi como una nube negra.

¡No! Para ser más precisos, ¡estaba atada a una cama grande!

Estaba acostada boca arriba, mirando hacia el techo. Sus manos, pies y cuerpo estaban firmemente atados con cuerdas. Parecía un gusano en un capullo asomando la cabeza.

“Tú… ¿Qué es esto?”. Sotiria estaba tan ansiosa que su frente empezó a sudar frío.

“¿Cómo te atreves a atarme así? ¿Qué diablos quieres? ¡Déjame ir inmediatamente!”.

Zachary, que estaba junto a su cama, no mostraba signos de emoción en su rostro perfecto, parecía un glaciar. Su tono parecía lo suficientemente frío como para congelar la superficie de un lago. Era helado y no mostraba ninguna emoción.

“Estás haciendo tantas preguntas. ¿Cuál de esas realmente quieres que responda?”.

Los labios de Sotiria se tensaron.

Ella estaba a punto de hablar cuando Zachary volvió a hablar con calma…