Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 885

Zachary se negaba a mirarla. Pasó su mirada fría e indiferente por la parte superior de su cabeza. “¿Qué estás tratando de decir?”.

“Solo te quería decir que siempre recordaré la amabilidad que me has mostrado. Si alguna vez necesitas mi ayuda, solo llámame y vendré. Por favor toma mi número. Es +186…”.

Sotiria hizo todo lo posible para leer lentamente su número de teléfono.

Sin embargo, la expresión de Zachary era solamente de desdén.

“¿Ya terminaste?”.

Sotiria asintió. “Sí”.

Zachary sonrió con frialdad. “Ya que has terminado, hazte a un lado”.

'¿Qué?'.

Las comisuras de los labios de Sotiria se torcieron.

Ella sintió una fuerza poderosa en su hombro: Zachary la había apartado y había pasado tranquilamente junto a ella.

Sotiria miró confundida su figura alta y helada. “Me gustaría saber si de verdad recordaste mi número de teléfono. ¿Crees que me llamarás si necesitas algo en el futuro…?”.

“No lo haré”. Solo había frialdad en el rostro perfecto de Zachary cuando interrumpió con indiferencia a Sotiria. “Ya te lo dije, este es nuestro último adiós. Tú y yo nunca volveremos a vernos ni a hablar”.

Él llegó a la puerta del taller de Lottie, la abrió y se movió para entrar.

Mientras ella lo observaba alejarse lentamente, los sentimientos que Sotiria tenía por Zachary, ocultos en lo más profundo de su corazón, repentinamente estallaron en su pecho como un tsunami. De repente corrió a su espalda y envolvió sus brazos firmemente alrededor de su cintura.

“¡Zachary, no me dejes!”.

Sin embargo, un viento helado lo rozó y lo devolvió instantáneamente a la realidad. También hizo que el brillo de calidez en sus ojos se convirtiera en hielo de inmediato.

Agarró las manos de Sotiria alrededor de su cintura, fría pero lentamente se las quitó de encima y la apartó.

“¡Ah!”.

Su poderosa fuerza empujó a Sotiria al suelo.

Esta repentina conmoción y dolor la devolvieron a la realidad.

Ella parpadeó y miró a Zachary, cuyo rostro estaba tan negro como el fondo de una olla. Luego, se miró las manos, que hace un instante sostenían a Zachary en un fuerte abrazo. Su rostro se quedó sin color por el miedo.

“¡Ay Dios mío! ¿Qué acaba de pasar? ¿Qué… acabo de hacer? ¿Yo… de verdad te abracé? ¿Por mi cuenta? ¡No! Zachary, no fue mi intención faltarte el respeto de esa manera. Mi mente simplemente no estaba… funcionando adecuadamente por un momento. Bueno… Eh… Hace cuatro años, me lastimé la cabeza y, a veces, perdía un poco la cabeza y hacía algo completamente extraño, como sucedió hace unos momentos. Zachary, tienes que creerme…”.