Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 893

Sotiria hizo un puchero y preguntó: “Al menos deberías decirme tu nombre para que pueda devolverte el favor más tarde”.

El hombre se detuvo en seco y un destello de orgullo cruzó sus radiantes ojos azulados. “Esto es interesante. ¿En realidad hay personas en este mundo que no saben mi nombre?”.

“¿Eh?”. Sotiria no pudo evitar reírse. “Aunque eres guapo, no tienes tu nombre escrito en la frente, así que, ¿cómo podría saberlo?”.

Sotiria no sabía por qué, pero, aunque el hombre frente a ella era tan guapo como Zachary, no se sentía tan nerviosa y aterrorizada como cuando estaba frente a Zachary. En cambio, se sentía cálida y relajada, ¡como si este hombre hubiera sido su hermano en su vida pasada!

“Entonces, ¿de verdad no sabes quién soy? Como sea, estoy seguro de que has escuchado mi nombre antes…”. El hombre levantó la barbilla con orgullo y dijo: “Soy Zenios Connor”.

Sotiria estaba completamente sorprendida.

“¡¿Eh?! Tú eres…”.

“¡Sí! Soy yo”. El hombre se dio la vuelta abruptamente y la miró. “Soy Zenios Connor, el hombre que toda mujer en este mundo ama”.

Sotiria lo miró fijamente a la cara, incapaz de decir una palabra.

Bueno, él tenía razón. Zenios Connor era el príncipe azul con el que soñaban las chicas de todo el mundo.

Aunque a Sotiria no le gustaban las estrellas de cine y rara vez leía chismes, había escuchado el nombre “Zenios Connor” muchas veces en los últimos cuatro años y ocasionalmente había visto su foto en anuncios, televisión y teléfonos.

La razón por la que Sotiria no había reconocido a Zenios era que el rostro de Zenios estaba cubierta en su mayor parte por una espesa barba, mientras que el Zenios en las fotos que había visto en la televisión e Internet no tenía.

Esto se debió a que esas fotos habían sido tomadas hace cuatro años.

“Cuantos menos problemas, mejor, y una superestrella como tú debería evitar problemas a toda costa. Después de salvarme del lago, podrías haberme llevado al hospital y haberte ido. ¿Por qué hiciste un esfuerzo adicional y me llevaste de vuelta a tu casa?”.

Zenios había llegado a la puerta. Su apuesto rostro se volvió sombrío, y la máscara de orgullo que se había puesto hace un momento se congeló instantáneamente antes de romperse y convertirse en tristeza.

“Porque te pareces a una persona que conozco”.

El corazón de Sotiria dio un vuelco.

“¿Charlotte Simmons?”.

Zenios se detuvo abruptamente en seco. Su manzana de Adán se estremecía en su garganta cuando preguntó: “Carlie… ¿la conoces?”.