Amor Adictivo de CEO romance Capítulo 987

Solo entonces Sotiria se relajó. Sus labios continuaron temblando.

“¿Qué…?”.

“Cásate conmigo”, dijo Zachary.

Su rostro era como un glaciar.

'¿Eh?'.

Los pensamientos de Sotiria vacilaron.

Zachary bajó sus ojos deslumbrantes y cristalinos, observando sus rasgos no muy bonitos, pero delicados.

“Antes de que llegaras, dijiste que no querías que te ridiculicen, que querías limpiar tu nombre. Sé que fue Virginia quien te lastimó. Además, Virginia es quien mató a tu madre y provocó tu caída en la desgracia”.

Sotiria se sorprendió.

“¿Cómo sabes todo eso?”.

Zachary sonrió en secreto y no le respondió. En cambio, él dijo: “Incluso sé que, según tus fortalezas individuales y su coeficiente intelectual, tus posibilidades de exponer a Virginia son prácticamente nulas. Solo terminarías encerrada en prisión por imprudencia y estupidez, como cuando trataste de forzar la confesión de Virginia hoy”.

'¿Qué? ¡No soy tan estúpida como dice! Todo lo que sucedió hoy fue solo un error, ¿de acuerdo?'.

Sin embargo, Sotiria simplemente se quejó internamente y no lo expresó. Ella simplemente le sonrió con desdén.

“Según tú, Señor Connor, si me caso contigo, recibiré la influencia de tu aura sagrada y mi coeficiente intelectual aumentará. De esa manera, podría exponer a Virginia. ¿Estoy en lo correcto?”.

“Para nada”.

Sotiria frunció los labios descuidadamente.

“¡Así es! Incluso si no soy tan poderosa como tú, Señor Connor, y mi coeficiente intelectual no es tan alto, y puedo ser estúpida, insignificante y tener muchas dificultades para lograr grandes cosas a los ojos de un hombre poderoso y regio como tú, haré todo lo que pueda para vengarme. Si tengo éxito, será por la voluntad de Dios. Si no lo hago, también será la voluntad de Dios. Al menos, me habré esforzado por ello. No me arrepentiré”.

Zachary la miró fijamente. Sus ojos estaban llenos de emociones profundas, complejas y siempre cambiantes.

Sotiria respiró hondo y comenzó a alejarse nuevamente y pasó junto a él por su derecha.

Tan pronto como las esquinas de su ropa rozaron la punta de sus dedos, Zachary de repente agarró su muñeca con su gran mano.

“Me gustas”.

Su tono era tan firme como siempre, pero Sotiria sintió como si hubiera escuchado un trueno. Su mente se quedó en blanco. Una repentina ola de deseo la inundó incontrolablemente una vez más de una manera salvaje.