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Capítulo 167
Sigrid bajó corriendo las escaleras. Cuando vio a Alisa, le preguntó si sabía dónde había ocultado George un objeto.
Alisa se mostró sumamente confundida y preguntó: "¿De qué está usted hablando?"
Sigrid frunció los labios y analizó la mirada inocente de Alisa. Sospechaba que la doncella en realidad sabía lo que estaba pasando y simplemente fingía.
"El paquete que trajeron ayer", explicó Sigrid con el ceño fruncido. Rezó para no sonrojarse por temor a que Alisa se echara a reír.
La doncella pareció entender por fin lo que Sigrid quería saber. Hizo una pausa para pensar por un momento y respondió: "No estoy segura. No lo he visto desde ayer".
Sigrid se quedó en silencio. Si Alisa estaba diciendo la verdad, entonces George seguramente ocultó la muñeca sin que nadie lo viera. O la había escondido la noche anterior mientras ella dormía, o cuando se despertó temprano en la mañana.
Él debió adivinar la noche anterior que Sigrid querría deshacerse de ella, razón por la cual se adelantó a esconderla.
No tuvo más remedio que volver arriba, con su teléfono en la mano, dispuesta a preguntarle directamente a George, a través de un mensaje de texto.
"¿Dónde escondiste la muñeca?", escribió Sigrid.
"No te lo voy a decir", fue la respuesta de George.
"Dime dónde está, para que pueda practicar los gemidos con ella".
"Podrás hacerle en cuanto yo vuelva".
Molesta, Sigrid sintió que se le acabaron los argumentos. Le había dicho que quería practicar los gemidos para que no se diera cuenta de que quería deshacerse de la muñeca. Pero él no se dejó engañar.
En ese preciso momento George añadió: "Temo que trates de engañarme".
"Estaría mintiendo por tu bien, ¿es que no puedes confiar en mí?"
A estas alturas, Sigrid entendió que aunque lograra encontrar la muñeca antes de que George regresara, seguramente él no le permitiría tirarla.
Además, si a él se le ocurría dar la orden, los sirvientes le impedirían deshacerse de ella. Y esa cosa se veía tan real, que cualquiera se daría cuenta en cuanto saliera llevándola consigo.
Pensando en todo aquello, Sigrid se rindió, aunque si estaba decidida a no aprender a gemir, no había nada que George pudiera hacer al respecto.
Justo entonces Sigrid recibió un nuevo mensaje de texto de George, en el que le decía: "Mañana iremos a la villa de los Andrew para celebrar el cumpleaños de tus primos".
Sigrid estaba un poco sorprendida, ya que mañana sería el Día Nacional.
En ese caso, todos estarían libres para asistir a la fiesta.
Sigrid respondió: "Está bien. ¿Quién es el mayor entre ustedes tres?".
"Yo", respondió George.
Sintió pena por George, ya que se vería en la obligación de tratar a Jonason y Christian como si fueran sus mayores, a causa del parentesco con ella.
Entonces aprovechó para preguntar qué clase de ropa debía llevar a la fiesta, y George le dijo que solo sería una pequeña reunión. Por lo tanto, no era necesario que se pusiera un atuendo formal, ya que todos los asistentes eran veinteañeros. Sin embargo, tampoco sería conveniente llevar algo demasiado casual, como unos jeans.
Entonces caminó hacia su guardarropa y se puso a elegir un atuendo apropiado.
Después de hurgar un rato, finalmente encontró el traje perfecto para la ocasión. Se trataba de un largo vestido blanco, hecho de gasa.
Tenía mangas traslúcidas, con algunos volantes en la parte delantera y un profundo escote en V en la espalda. Combinado con un par de tacones, sin duda se vería angelical con ese vestido.
Aunque mañana daría comienzo el mes de octubre, la ciudad A era conocida por tener veranos e inviernos largos. En cambio, las primaveras y los otoños solían ser breves, apenas unos tres meses entre ambas estaciones. Por lo tanto, el clima todavía era bastante caluroso.
Colocó el vestido en un lugar obvio para no perderlo de vista. Luego pensó en cómo se peinaría, sacó un rizador y meditó acerca de la manera de rizar su cabello para la fiesta del día siguiente.
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