Antes de morir, el alfa peligroso encontró a su mate pelirroja romance Capítulo 4

**—¡¿Qué carajos haces que no traes el auto?! ¡Encontré a mi luna, y la estoy perdiendo! —**rugió por el enlace mental a su beta, que seguía en el estacionamiento subterráneo.

—¿Mi rey? ¿La encontró? —dijo su beta, emocionado.

**—Acabo de hacerlo. Debemos evitar que alguien más se entere sobre su aparición. Es una humana, y muchos que prefieren verme muerto pueden intentar dañarla para que no complete el vínculo —**ordenó con su autoridad de rey.

El beta, a pesar de estar a unos metros de Derek, asintió, y Derek lo pudo percibir.

Derek, impaciente, alzó una mano para detener otro taxi, pero, inesperadamente, el taxi en que Scarlet se había ido dio marcha atrás y se detuvo frente a él.

—Perdón por robar tu taxi —dijo Scarlet, bajando la ventanilla con una voz suave, rota y dulce, como una melodía herida—. Solo quería irme de aquí… rápido. Si vamos en la misma dirección, podríamos compartirlo. Pagaré la mitad.

Derek sintió que su voz tenía el poder de calmar tormentas.

Apretó los dientes y asintió. Debía aprovechar ese rayo de vulnerabilidad. Debía acercarse, conocerla, pero, sobre todo, convencerla.

Una vez dentro del coche, Derek no dejaba de mirarle las manos, ansiando tocarla. Pero ella solo miraba por la ventanilla, ausente.

Fingió toser.

Scarlet giró el rostro y sus ojos se encontraron. Por un momento, se quedaron suspendidos en un universo silencioso y mágico.

Había algo en él que la tranquilizaba. Como si lo conociera de otra vida, como si le diera la certeza de que nunca la dañaría.

—Me presento, mi nombre es Scarlet —ella extendió su mano.

Cuando sus dedos se rozaron, Scarlet sintió una descarga eléctrica que le cortó el aliento. Un escalofrío violento le recorrió la columna como un latigazo, haciéndola jadear.

Retiró la mano con brusquedad, como si el contacto le hubiera quemado la piel.

El pulso le martillaba en las sienes. Una corriente tibia se le instaló en la nuca, vibrante, imposible de ignorar.

—Lo… lo siento —murmuró, como si acabara de cometer un error imperdonable.

Él no apartó los ojos de los suyos. Tenía la mirada profunda, serena… pero había un destello ahí. Como si también lo hubiera sentido.

—No pasa nada, tranquila —respondió con una sonrisa que no tocó sus labios, pero sí su voz—. Yo soy Derek.

—¿Trabajas en el club? —preguntó ella con una inocencia tan genuina que a Derek casi se le escapa la risa.

¿Él? ¿Uno de los hombres más ricos del continente? ¿Confundido con un empleado? ¡Maravilloso!

Bajó la mirada a su ropa deportiva de diseñador, al Rolex que podría pagar tres sueldos anuales, al celular de último modelo que parecía una extensión de su mano… y luego la miró a ella buscando una pizca de interés en lo superficial.

«Fascinante», pensó. «Mi luna no es como las otras. ¿Es... ciega o es ingenua? Pero es una joya divina empacada en sarcasmo y drama humano»

Decidió jugar.

—Sí… pero me despidieron esta noche —dijo con su mejor voz de mártir varonil, bajando la cabeza como si su alma estuviera en duelo.

—Todos somos desechables —murmuró ella, mirando al frente—. Por lo fortachón que eres, diría que eras un guardia de seguridad.

Derek asintió, tragándose una carcajada.

«¿Guardia de seguridad? »

—A mí también me echaron. Aunque no de un trabajo —añadió Scarlet, y bajó la mirada como si acabara de revelar un secreto vergonzoso—. Me tiraron como si estuviera rota. Ni siquiera comprobaron si… —se mordió el labio, arrepintiéndose.

Derek lo supo en ese instante. Lo sintió en su cuerpo, lo olió en su esencia. Su luna aún era pura. Y eso... eso lo sacudió por dentro.

Su lobo aulló con emoción, como un idiota enamorado.

Propuesta para ser amantes. 1

Propuesta para ser amantes. 2

Verify captcha to read the content.Verifica el captcha para leer el contenido

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Antes de morir, el alfa peligroso encontró a su mate pelirroja