Ayer me despreciaste por coja, hoy me deseas por reina romance Capítulo 165

—¿No lo investigaste?

La pregunta repentina de Ismael sacudió a Carlota por dentro.

Sus dedos, colgando a un costado, se apretaron con fuerza.

—Supongo que no encontró nada, ¿no? Si no, ¿por qué vendría a desquitarse conmigo? Beatriz no es de las que dejan pruebas fáciles —aventó Carlota, tratando de mantener la compostura.

—Y aun así, con ella observando cada movimiento, lograron sacar adelante todo el plan… Parece que ni siquiera la tomaste en serio —Gregorio tomó su vaso y bebió un trago de agua, antes de lanzar su comentario con un dejo de burla—: Todo Solsepia lo sabe, Beatriz es la protegida de Ezequiel, su heredera directa. ¿No te parece arriesgado subestimarla así?

Apenas terminó de hablar Gregorio, el silencio se apoderó del salón.

El pecho de Carlota subía y bajaba con rapidez. Miró a Gregorio, y la tensión entre ambos se podía cortar con un cuchillo.

Sentía un coraje inexplicable recorrerle todo el cuerpo.

Sus dedos, descansando sobre las rodillas, se tensaban y aflojaban una y otra vez.

—Tan desesperado por burlarte de mí, ¿o acaso solo estabas esperando tu momento, señor Olmos?

—Tú lo dijiste, no somos enemigos. Solo te lo digo como es —Gregorio se recargó en el respaldo, relajado, jugando con la taza entre las manos.

Terminó de beber y, con una excusa cualquiera, salió del lugar.

Los demás, algo incómodos, no tardaron en seguir su ejemplo.

En cuestión de segundos, el salón quedó vacío, solo con Carlota e Ismael.

Carlota no era ajena al cambio en Ismael. Desde que él y Beatriz se casaron, desde que Beatriz hizo tambalear a la familia Zamudio, entre ellos surgió una especie de barrera invisible. Nadie lograba cruzarla.

Carlota sentía la rabia arderle en el pecho al ver la expresión impasible de Ismael.

Eso la hizo enojar aún más.

—¿Tú también piensas igual que Gregorio?

Ismael esquivó su mirada. Después de todo, cuando eran jóvenes le había prometido estar siempre a su lado.