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Ayer me despreciaste por coja, hoy me deseas por reina romance Capítulo 178

—Si tú no quieres comer, no tengo problema, pero ¿podrías atenderme un poco?

Rubén siempre estaba dispuesto a atender a Beatriz.

Así como cada noche en la cama.

Su sentido del servicio era impecable y hasta adelantado a su época.

Beatriz lo miró mientras él removía la sopa en la olla con una cuchara; una imagen sugerente le cruzó la mente y se le atoró la garganta.

—Quiero pedirte un favor —Beatriz eligió bien sus palabras antes de hablar.

Rubén, paciente como siempre, le respondió con esa calma suya que nunca la juzgaba:

—Dime.

—Ese proyecto energético que le interesa a la familia Zamudio... ¿podrías hacer que no prospere?

Rubén tomó un trozo de carne y lo puso en su tazón:

—Claro, no es ningún problema. No vale la pena que te mortifiques por eso.

Beatriz estuvo a punto de decir que no se veía para nada angustiada.

Pero antes de poder soltar una palabra, los dedos ásperos de Rubén rozaron su frente y sus cejas, dibujando caricias lentas y delicadas.

El calor de sus dedos ardía como una chispa, encendiendo algo dentro de ella.

Él lo hacía ver tan simple.

Tan natural, que Beatriz sentía que no estaba a su altura.

Un leve temblor le recorrió la espalda, como si hormigas la mordisquearan por dentro.

Se miraron a los ojos bajo la luz blanca del comedor, ambos podían ver con claridad la expresión del otro.

Beatriz abrió la boca, pensativa.

—Señor Tamez...

Quería decir algo, pero apenas pronunció esas palabras, las cejas de Rubén se fruncieron un poco, haciéndole saber que no le gustaba esa distancia, esa formalidad.

—¿Cómo quieres que te lo agradezca?

—Muy sencillo.

Como diría Vanesa, su tío solo tenía el detalle de la edad, pero fuera de eso era un hombre de lo más normal.

Y hoy en día, con tanto tipo raro suelto, esas cosas valen oro.

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