Imposible comunicarse con ese tipo tan torpe.
Rubén ya se había dado cuenta: Liam y Valeria estaban completamente del lado de Beatriz. Leales hasta el fondo, no permitían que nadie se atreviera a pasarle por encima.
Después de bañarse, Beatriz salió del baño secándose el cabello húmedo. Apenas sacó la secadora y estaba a punto de enchufarla cuando una mano grande la detuvo por el hombro y la hizo sentarse frente al tocador.
—Déjame a mí.
Mientras conectaba la secadora, sintió que le ponían una manta sobre las piernas.
Era de esos detalles que no pasaban desapercibidos.
Beatriz no pudo evitar pensarlo una vez más.
Entre el vaivén de su melena, los dedos ásperos de Rubén se deslizaron hasta su cuero cabelludo, provocándole un escalofrío que le recorrió toda la espalda.
Tuvo que hacer un esfuerzo enorme para aguantar hasta que el cabello quedó seco. Ya ni ganas tenía de ponerse crema o cuidarse la piel; lo único que quería era meterse a la cama y esconderse bajo las sábanas.
Apenas se acercó a la cama, sintió de nuevo la mano de Rubén rodeándole la cintura, atrapándola y jalándola hacia él.
—¿Y tú a dónde vas?
—Nada, es que estoy cansada... Quiero acostarme un rato.
Rubén respondió con su voz profunda:
—Todavía es temprano.
—No, ya no. Mira la hora, ya es de madrugada.
—Sí, es de madrugada. Apenas ahora mi Bea está de vuelta —respondió Rubén, con un tono que cambiaba entre reclamo y alivio—. Apenas hoy lograste salir de ese círculo donde estaba tu ex.
Beatriz se quedó en shock.
Intentó girarse para explicarle algo, pero él le tomó la cara con ambas manos.
Y entonces se inclinó y la besó...
Rubén no soportaba ver a Beatriz involucrada con Ismael. No lo soportaba, ni tantito.
...
En otra parte de la ciudad, Carlota estaba a punto de dormir cuando sonó su teléfono.
Alguien del grupo le avisó que en internet estaban circulando un montón de rumores sobre ella.
—¿Qué tipo de cosas?
—Pues... —la otra persona dudó antes de hablar—. Son cosas privadas, de cuando estudiabas en el extranjero.
—Intentamos contactar a quien lo publicó para que lo bajen, pero solo nos dieron una dirección.
—Pásame el dato —ordenó Carlota, abriendo WhatsApp y esperando la captura.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Ayer me despreciaste por coja, hoy me deseas por reina