Ayer me despreciaste por coja, hoy me deseas por reina romance Capítulo 40

Esta mujer, la que debió brillar como nadie, terminó encerrada dos años, casi sin salir, por culpa de esa pierna lastimada. Su belleza, sus conocimientos y su capacidad… él nunca llegó a rozarlos.

Se casaron a la carrera, y el final fue igual de apresurado.

En su momento, cuando la gente se enteró de que él y Beatriz se habían casado, sus felicitaciones sonaban a medias tintas, cargadas de envidia.

¿Qué importaba que tuviera problemas para caminar?

¡Era bellísima!

Solo con esa cara, ¿cuántos hombres en Solsepia no habrían hecho lo que fuera por ella?

Y ahora, todo aquello que los demás envidiaban, él ni siquiera lo había disfrutado… y ya iban a divorciarse.

No podía aceptarlo.

De verdad, no podía aceptarlo.

—Hmmm—

El carro se detuvo a un lado de la calle.

La mandíbula de Ismael tan tensa que cualquiera pensaría que se estaba conteniendo.

Beatriz iba en el asiento del copiloto. Al ver la escena, un mal presentimiento empezó a crecerle en el pecho.

Giró la cabeza para mirarlo.

—¿Qué piensas hacer?

—Beatriz… —Ismael habló apenas el carro estuvo en parking—. Yo no quiero dejarlo así.

—¿Por qué después de dos años de matrimonio, dices que hay que divorciarse y ya? ¿Así nada más?

—Ismael… —la voz de Beatriz sonó burlona, y sus ojos reflejaban el desprecio que sentía por él—. ¿En serio crees que…?

No terminó la frase. Ismael se inclinó de golpe sobre la consola central y, sin aviso, le sujetó el cuello, tratando de besarla a la fuerza.

Beatriz lo empujó con toda su fuerza y le soltó una bofetada tan fuerte que le giró la cara.

—¡Si no puedes con esto, mejor muérete!

—Me das asco.

—Beatriz, ¿qué clase de esposa eres si ni siquiera cumples con lo que toca? Y ahora, solo porque yo cometí un error, ¿ya quieres divorciarte? ¿Acaso eres una buena persona? ¿No es lo mismo que obligarme a buscar a alguien más?

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