Cinco Pequeños Herederos de la Mami Impresionante romance Capítulo 3

La aurora apenas comenzaba a iluminar el cielo cuando Paulina despertó lentamente, sintiendo de inmediato un dolor en su cuerpo como si hubiera sido aplastado por un gran peso.

Giró la cabeza y casi rozó el rostro perfecto que yacía tan cerca de ella. Aquellos rasgos, esculpidos con precisión, eran de una belleza extrema.-

Con sus espesas cejas negras, una nariz alta y esos labios delgados que irradiaban una frialdad implacable, la hicieron tragar saliva sin poder evitarlo.

Todos los recuerdos de la noche anterior volvieron a su mente, el sabor de esos labios... inolvidablemente dulce.

Este hombre era increíblemente guapo, y ella sentía que había valido la pena, su primera vez había sido con un hombre tan atractivo.

Pero... sentía que le debía una disculpa.

Se sorprendía de su propia audacia.

No podía quedarse más tiempo en ese lugar.

Sin importarle el dolor de su cuerpo, se levantó con cuidado, tratando de no despertar al hombre que dormía a su lado.

Buscó entre la ropa esparcida por el suelo, se vistió torpemente y antes de irse, susurró hacia la cama, "Lo siento."

Aunque él también había disfrutado, estaba segura de que había estado completamente consciente, porque no había querido detenerse ni una sola vez, incluso cuando ella le rogó que lo hiciera.

A pesar de haber sido la persona que dio el primer paso, realmente se sentía mal por ello, pero ese sentimiento de culpa tendría que guardarlo para sí.

Sin más vacilaciones, salió de la habitación silenciosamente.

Una vez fuera del hotel, una sombra de frialdad cruzó por su rostro. La familia Bilbao... no los dejaría escapar.

Respiró hondo y comenzó a caminar hacia la universidad, con pasos tambaleantes.

Justo cuando pasaba cerca del río, un coche se acercó a gran velocidad desde atrás, descontrolado y se dirigió directamente hacia Paulina.

La luz incandescente la cegó, impidiéndola abrir los ojos por completo.

La culpa era de los inútiles de la familia Bilbao, que no pudieron manejar un asunto tan sencillo.

Por suerte, ella había preparado un plan B.

Con eso resuelto, la gran piedra que pesaba sobre su corazón finalmente cayó al suelo.

Desde que supo que Paulina era la verdadera heredera de la familia Zabalza, no había tenido un solo momento de paz.

En este momento, ella era la señorita de la familia Zabalza y el compromiso con la familia Urosa seguía siendo suyo.

...

En la habitación del hotel

Los ojos delgados y alargados se abrieron de golpe, llenos de un brillo afilado como el de un cuchillo, la boca se apretó en una línea delgada, irradiando una frialdad extrema en su expresión.