Comenzó una guerra, conquistó el mundo romance Capítulo 54

—Fue un error de mi parte. Te contaré todo. Samuel, el yerno de la Familia López, ¡me contactó! Tengo en mi poder el historial de la conversación y el recibo de la transacción. Aquí, ¡toma mi teléfono! —Nueve sabía que aquella era la información que Leandro deseaba tener, por lo que le contó la verdad sobre la petición de la Familia López.

Quimera le alcanzó el teléfono a Leandro. El rostro de este se contrajo de furia luego de revisar el contenido. «¡La Familia López debía estar deseando morir!».

»¡Solo estábamos cumpliendo órdenes, jefe! Por favor, ten piedad y perdónanos. —Nueve se arrastró temeroso por el suelo.

—Escuché que destruyeron muchos edificios aquí anoche. Por tanto, es su responsabilidad restaurar las construcciones. ¡Quiero que todos ustedes comiencen a trabajar a partir de mañana! Es más, indemnizarán a esos trabajadores por el trauma psicológico infligido. Cincuenta millones deben bastar —dijo Leandro con firmeza.

—Bien, bien, bien. Estoy de acuerdo con todas tus demandas. ¡No nos molesta trabajar como esclavos aquí! —Nueve no tenía agallas para contradecir a Leandro. Se consideraba lo bastante afortunado de escapar con vida.

Quimera, el Guerrero Magnífico, levantó el cuchillo de Nueve y trituró sin esfuerzo el trozo de metal afilado hasta convertirlo en chatarra.

Los subordinados de Nueve presenciaron la escena con horror. «Dejando a un lado nuestra diferencia de estatus, este hombre podría derrotar con facilidad a cientos de nosotros sin sudar una gota».

—No aguardaremos a mañana. Empezarán a trabajar hoy. Espero ver algunos resultados en la mañana. Además, la red de alcantarillado no está instalada. ¿Asumo que se encargarán de esa tarea? —agregó Leandro.

¡Argh! Todos sabían lo que eso quería decir. «Está claro que nos está ordenando recoger los desechos de otros». Pero Nueve no se atrevía a oponerse a la sugerencia de Leandro.

—Señor, ¿puedo saber qué relación tiene con la Señorita Zamira? —Nueve reunió todo su coraje para hacer aquella pregunta que le rondaba la mente.

—Oh, es mi esposa —respondió Leandro.

Todos tragaron en seco ante la revelación.

Samuel contactó a Nueve una vez Leandro y los otros se marcharon.

—¿Cuánto han avanzado, Señor Nueve? Estoy esperando para pagarte el resto del monto.

Nueve explotó en cólera al escuchar a Samuel.

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