Cómo Deshacerse de una Familia en 10 Lecciones romance Capítulo 44

—¿Creciste en la montaña? Entonces, si algún día se da la oportunidad, ¿nos llevarías a vacacionar allá? —Ofelia, con esa facilidad para hacer amigos, no miraba a Mariana por encima del hombro solo porque tenía pocos trabajos.

Mariana arqueó las cejas, giró sobre sus talones y se dirigió hacia la salida, guardándose el cuchillo al costado de sus botas negras.

—¿En serio? Una actriz famosa como tú, un actorazo y una estrella de pop, ¿quieren irse conmigo a la montaña? ¿No les da miedo que los tachen de ridículos? —bromeó Mariana.

Ofelia agitó la mano con desparpajo mientras se recogía el cabello en una coleta.

—¿Y qué tiene de malo? Todos aquí nos partimos el lomo para estar donde estamos. Además, la neta, te veo con mucho potencial. Cuando regresemos, yo te conecto con gente que puede ayudarte —soltó Ofelia, dándose golpecitos en el pecho para enfatizar su promesa.

Justo después de decir eso, giró de golpe y le lanzó a Mariana una mirada intensa.

Se acercó más, examinando de cerca la piel impecable de Mariana, su carita tan definida y sin un solo defecto, y en especial esos ojos almendrados tan limpios y profundos que parecía que podías asomarte hasta el fondo.

—Mari, ¿tienes novio? —susurró Ofelia, bajando la voz con complicidad.

Mariana levantó una ceja y, mientras avanzaba jalando su maleta, respondió con una sonrisa:

—Estoy casada.

—¡Jajaja! ¡No inventes! ¿Casada tú? No te creo nada. Por cierto, estás guapísima, ¿eh? Si te animas, te presento a mi hermano. Mi hermano está guapísimo —Ofelia se iba emocionando con su propia idea, creyendo que era de lo más viable.

Sin dejar de hablar, Ofelia se apresuró a seguir a Mariana, arrastrando su equipaje.

El camarógrafo los seguía con la cámara pegada, grabando cada paso, y de vez en cuando también enfocaba a Lucas y a Silvia.

[¡Jajaja, Ofelia ya está haciendo de celestina!]

[Fíjense cómo camina Mariana, cómo se mueve, se nota que es una chica inocente. Eso de que está casada ni al caso.]

[Claro, mi abuelita me dijo lo mismo. Yo puedo jurar que nunca ha estado casada.]

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