Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 101

Brisa miraba horrorizada con los ojos muy abiertos, mientras sus manos luchaban desesperadamente por liberarse del agarre de Daniel en su cuello.

Pero no lograba moverlo ni un poco.

Su respiración se hacía cada vez más dificultosa.

—¿Crees que no sé lo que hiciste?

La voz de Daniel era fría como una bodega de hielo, sus ojos mostraban un brillo siniestro.

El delicado cuello de Brisa parecía a punto de quebrarse, mientras ella lograba articular con dificultad: —Daniel... yo no... no sé de qué... hablas...

—¡Aún te haces la tonta! ¿Me tomas por un idiota? —Daniel apretó más fuerte—. Ese hombre lo trajiste tú. Si no fuera porque Angélica escapó, la víctima de la violación habría sido ella.

Brisa intentó hablar varias veces, pero ya no podía emitir sonido alguno.

Daniel parecía una bestia furiosa, sin darse cuenta de que estaba a punto de asfixiar a la persona que tenía en sus manos. —Te he dicho muchas veces que no arruines mis planes. Ahora incluso me hiciste perder frente a Martín. ¡Idiota!

De repente, soltó la mano, y Brisa fue lanzada violentamente al suelo.

Ella respiró profundo, tosiendo violentamente.

Luego, se arrastró hasta los pies de Daniel, abrazando sus piernas, mientras las lágrimas brotaban de sus ojos. —Lo siento, tío Daniel, fue mi culpa. Solo quería darle una lección por haberme quitado la responsabilidad. Nunca pensé que te afectaría...

Brisa levantó el cuello, mostrando las marcas moradas. Su mirada era de súplica.

En ese momento, Daniel no sintió ninguna piedad. Con un empujón, Brisa cayó de nuevo al suelo.

—Esta es la última vez que te advierto. Si vuelves a hacer algo estúpido, no te perdonaré.

Dicho esto, Daniel se dio la vuelta y se fue, dejando a Brisa sola en el lugar.

Ella se apoyó en la mesa para levantarse lentamente, todavía llena de miedo.

Daniel nunca había perdido tanto los estribos con ella. Siempre pensó que él era gentil y que no soportaría verla herida.

Pero el Daniel de antes, ahora mostraba su verdadero rostro. Sin sonrisas amables, su ferocidad parecía la de un demonio.

No le importaba si ella estaba a punto de ser violada.

Él realmente se preocupaba por ella. Se había enojado la última vez al saber que ella había salido con alguien más. ¿No era eso cuidado y preocupación?

Al día siguiente, Angélica y Rosa regresaron al centro de la ciudad.

El caso aún estaba bajo investigación y ella necesitaba estar lista para ir a la estación de policía en cualquier momento.

Al llegar, Angélica compró un nuevo celular y reemplazó la tarjeta SIM.

Había enviado currículos días atrás y no podía perderse ninguna llamada para una entrevista.