Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 129

Hacía mucho que no la oíamos hablar, todos la miraban asombrados.

Martín levantó la vista de los documentos.

Las caras frente a él lucían feas, sus ojos reflejaban una intensa confusión.

Él giró su cabeza para mirar la pantalla de su computadora, que estaba completamente oscura.

Alguien inclinó la cabeza para mirar. —¿Por qué estaba la computadora apagada?

En ese momento, Sonia se levantó, caminó detrás de Angélica y vio la pantalla apagada, con una expresión seria:

—Sabiendo lo importante que era esta reunión, ¿cómo te preparaste?

Después de decir esto, se giró hacia Martín: —Presidente Martín, lamento mucho la demora de hoy, Angélica no podía proceder con la presentación, la reunión de hoy quizás no pudiera realizarse, nos íbamos ahora. Informaría a la dirección de la empresa y recomendaría que despidieran a Angélica.

Angélica inmediatamente se defendió: —Realmente tenía una copia de seguridad, pero no sabía qué pasaba con mi USB, parecía que se había infectado con un virus.

Tan pronto como lo conectó a la computadora, la pantalla se volvió negra, obviamente, el virus infectó su computadora a través del USB.

No solo la computadora fue destruida, los datos del USB también desaparecieron por completo.

—Ese era tu USB y siempre había estado en tu bolso, has visto que ninguno de nosotros ha tocado tus cosas —alguien intervino.

Las palabras de Angélica claramente insinuaban que alguien la había traicionado.

—No he dicho que haya sido alguien aquí, y tampoco he sospechado de nadie —Angélica miró fríamente al otro.

—Asistente Angélica —Sonia señaló su reloj—. Hemos estado esperando mucho tiempo, justo ahora no se encontraban los archivos guardados, y ahora el respaldo tenía problemas, ¿sabías cuánto significaba este proyecto para nosotros?

Sonia, con un tono estrictamente profesional, le dijo a Martín: —Aunque ella era mi subordinada, no la encubriría, presidente Martín, le sugería que permitiera que Angélica abandonara este proyecto.

Todos miraron a Martín.

Él estaba sentado de lado, un brazo apoyado en la mesa de la reunión, tamborileando con los dedos, su mirada evaluativa sobre Angélica, considerando.

Viendo que Martín no salía en defensa de Angélica, una sonrisa fugaz cruzó los ojos de Sonia.

—Presidente Martín, aún no había terminado de hablar —Angélica también miraba fijamente a Martín.

—Habla.

Él emitió una respuesta indiferente.

—¿Podría usar su computadora?

Angélica fue muy respetuosa, después de todo era un entorno laboral y Martín ocupaba una posición alta.

¿Qué? ¿Ella quería usar la computadora de Martín?

¡Esa era propiedad de Martín!

Sonia mordía su labio interior en secreto, después de tanto tiempo cooperando y conociendo a Martín, ella nunca había tocado ni uno de sus bolígrafos.

Martín empujó su laptop hacia ella.

Angélica agradeció y comenzó a operar con un semblante serio.

Los archivos ya no se encontraban, el USB y la computadora estaban infectados, ¿qué más podía hacer?

Todos estaban perplejos.