Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 131

—Juana, lo de las acciones que me dio el abuelo no es como tú piensas.

Angélica miró a Juana con urgencia. No quería que esto afectara su relación.

Aparte de Rosa, Juana había sido muy buena con ella, siempre considerando su posición en todo y ayudándola incondicionalmente.

Ya casi no tenía expectativas sobre los lazos familiares, no podía perder una de las pocas amistades que le quedaban.

Juana levantó la mirada. —Diez por ciento, ¿y Leire y yo solo un uno por ciento? ¿Y no puedo pensar más en eso?

Angélica sacudió la cabeza. —El abuelo me lo dio para compensar un arrepentimiento pasado. Si no estás contenta, mañana le pediré que revoque el acuerdo de donación.

Le apretó la mano a Juana, con sinceridad en sus ojos e incluso un ligero enrojecimiento en los bordes.

—¿Por qué lloras ahora? —Juana, de repente, cambió su tono y no pudo evitar reír.

Angélica se quedó paralizada.

—Parece que mi actuación no está nada mal. Realmente te engañé —Juana sonrió.

Fue entonces cuando Angélica finalmente se dio cuenta de que Juana estaba bromeando.

—Como abogada, ¿cómo puedes hacer ese tipo de bromas?

—¿Por qué no podría hacerlo? —Juana se encogió de hombros—. De hecho, cuando el abuelo decidió darte el diez por ciento de las acciones, yo ya lo sabía.

Angélica la miró sorprendida.

Juana aclaró: —Isidro, el asistente del abuelo, es mi mentor. Él me lo dijo.

Así que eso era.

Angélica preguntó con cautela: —¿Entonces no estás enojada?

Después de todo, como forastera, ella tenía el diez por ciento de las acciones del Grupo Herrera, lo mismo que esos viejos accionistas. Y Juana, siendo la nieta directa, solo tenía un uno por ciento.

—Porque no me importa —Juana tomó un sorbo de su bebida—. Nunca he estado interesada en los negocios, solo me interesa litigar. No me importa si el abuelo me da acciones o no.

Precisamente porque no le importaban las acciones del Grupo Herrera, su mentor, al saberlo, discretamente le informó de la decisión de don Octavio.

—Pero dijiste antes que el abuelo lo hizo para compensar un arrepentimiento pasado. ¿Qué arrepentimiento? —Juana la miró con curiosidad.

Angélica sintió que no tenía razón para ocultárselo a Juana, así que se preparó para decirle.

Sin embargo, en ese momento, su celular sonó.

La pantalla mostraba un número de teléfono fijo que no reconocía.

Con perplejidad, contestó: —Hola, ¿quién es?

—¿Eres la hermana de Wálter? Aquí es la estación de policía. Wálter estuvo involucrado en una pelea, el otro está gravemente herido. Ven a la comisaría.

Tras colgar, Angélica se levantó de inmediato para irse.

Él y sus compañeros de cuarto fueron a un restaurante a comer. Debido a un problema con el orden de servicio de los platos, surgieron conflictos con unos clientes de la mesa vecina. Uno de sus compañeros, que era bastante temperamental, empezó a pelear.

Los demás se unieron al altercado.

Destrozaron parte del restaurante y dañaron muchas cosas.

Wálter, preocupado por la magnitud de la situación y por las repercusiones en su inminente graduación, intentó interceder.

Pero fue malinterpretado por el otro grupo, como si se hubiera unido a la pelea, y recibió dos puñetazos en la cara.

El problema era que la cámara de seguridad del restaurante estaba rota y no había sido reparada.

Después de escuchar, Juana confirmó de nuevo: —¿Estás seguro de que todos los detalles son correctos?

—Seguro.

—¿Alguien vio que intentabas mediar?

Wálter pensó por un momento. —No me di cuenta.

Angélica se giró hacia Juana. —¿Qué piensas? ¿Tiene solución?

—Voy a comunicarme primero y luego veremos qué se puede hacer.

Media hora más tarde, Juana regresó. —Acabo de recibir noticias. Uno de los implicados ha sido ingresado en la UCI.