Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 183

Samuel acabó de hablar cuando alguien le dio una palmada en el hombro.

—Lo siento, llegué tarde—, dijo Koldo.

Un hombre de traje con presencia, se sentó al lado.

—Señor Martín, hace tiempo que no nos veíamos.

Martín retiró su mirada, sus ojos tenían un matiz apagado, —También podríamos no vernos nunca.

Su forma de hablar era directa, sin dejar espacio para salvar la cara del otro.

Koldo observaba a Martín frente a él, vestido con distinción y con un aire de superioridad natural.

Incluso en este bar ruidoso, se notaba que su estatus no era común.

El hijo del vicealcalde definitivamente no era como ellos.

Samuel sabía por qué Martín era frío con Koldo, explicó: —Teníamos que discutir negocios con la familia González, y justo estábamos aquí, por lo que acordamos encontrarnos.

En realidad, la relación entre Martín y Koldo no había sido mala anteriormente, pero después de aquel incidente, y dado que Juana era la prima de Martín, su relación ya no era tan buena.

—Fue un malentendido, Juana no me dejó explicarle, pensó que la traicioné, pero en realidad me habían drogado—, explicaba Koldo a Martín.

No había tenido la oportunidad de decirlo antes, ahora que lo decía, sentía que Martín podría discernir la verdad.

—El pasado, a Juana ya no le importa, ¿por qué me lo explicas a mí? ¿O es que quieres que te ayude?

Martín vio a través de la situación con una mirada penetrante.

Koldo admitió: —Efectivamente, esa es la idea, si ella hubiera escuchado mi explicación, no habríamos llegado a este punto.

Dicho esto, dirigió su mirada hacia un lugar no muy lejano.

Desde que entró al Bar Azul, ya había visto a Juana.

En ese momento, el teléfono de Juana sonó.

—Olvidé llevarlo, ¿puedes traérmelo ahora al Bar Azul? —, dijo al teléfono.

Colgó el teléfono y le dijo a Angélica: —Olvidé decirte, Wálter está haciendo prácticas en nuestro bufete.

Angélica realmente no lo sabía, estaba sorprendida.

—Él vendrá en un momento a traerme algo, puedes preguntarle—, agregó Juana.

Pronto, la figura de Wálter apareció, mirando a su alrededor.

Juana le hizo un gesto con la mano.

Wálter se apresuró hacia ella.

Al acercarse, vio que Angélica y Rosa también estaban allí.

—Angélica, Rosa, ustedes también están aquí.