Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 195

Angélica sentía un frío que le recorría todo el cuerpo, incapaz de evitar el temblor.

Desde que ella y Brisa comenzaron con todo esto, Daniel lo sabía.

¡Él lo sabía absolutamente todo!

Tranquilo se quedaba observando mientras ellas actuaban.

Finalmente entendió la advertencia de Martín, no era tan simple que Daniel se convirtiera en el presidente del Grupo Herrera.

No le permitía actuar en secreto, ella se negaba a escucharlo una y otra vez y temía que él la influenciara.

En el fondo de su corazón, Angélica se maldecía a sí misma por ser tan estúpida.

Pero lamentarse ya no servía de nada, ahora tenía que encontrar la manera de salvarse y escapar con rapidez de ese lugar.

—Pensé que había obtenido esas pruebas, pero no hice nada, solo quería amenazarte para que rompieras el compromiso.

—¿Oh?

Daniel la miraba, de repente sonrió y extendió la mano hacia atrás.

Blas sacó un sobre y con respeto lo colocó en sus manos.

Angélica reconoció de inmediato que era la carta de denuncia que tenía en su bolso.

¡Vaya, se había olvidado de eso!

—¿Intentar denunciarme? ¿Eso es lo que dices que no hiciste?— Daniel agitó con sarcasmo el sobre en su mano.

—¿Lo envié?— Angélica intentaba mantener la calma al responder: —Si realmente hubiera querido denunciarte, lo habría enviado en el momento en que obtuve las pruebas.

Daniel de repente se acercó a ella y la agarró con fuerza del cuello, —¡Aún me mientes! Martín investigaba a escondidas, aunque no pensaras en denunciar, le entregarías las pruebas, ¿verdad? ¡ustedes dos se unieron para perjudicarme!

Cuando terminó de hablar, también aumentó la fuerza en sus manos.

Angélica de inmediato comenzó a tener ciertas dificultades para respirar, su rostro se volvía rojo e incluso morado.

Atada de manos y pies, solo podía dejar que Daniel la estrangulara como si aplastara a un insecto.

—Presidente Daniel, la señorita Angélica está a punto de asfixiarse,— le advirtió Blas.

La ira había cegado por completo a Daniel, parecía enloquecido, con una expresión feroz en su rostro. Al ser advertido, pareció volver en sí y soltó su agarre.

Al recibir aire de nuevo, Angélica tosía mientras respiraba profundamente.

—¿Entonces por qué no me lo dijiste? Te he amado durante ocho años, y tú me lastimaste de esa manera, ¿acaso no tengo derecho a vengarme?

Angélica pronunció esas palabras en contra de su corazón, sabiendo que en ese momento no podía enfurecerlo, solo podía seguirle la corriente y mostrar cada vez que aún lo amaba.

La expresión de ira de Daniel cambió a una de confusión y, finalmente, alegría. Él tomó sus hombros con ambas manos, visiblemente emocionado:

—Entonces, todavía me amas, ¿verdad? Todavía sientes algo por mí, dime ¿no es así?

Angélica desvió de inmediato la cabeza hacia un lado, sin decir nada al respecto, sus ojos rojos llenos de un brillo húmedo y nebuloso.

—Está bien, no preguntaré más, no llores.— Daniel levantó la mano para secarle las lágrimas.

—Me duele mucho la mano, me duele la pierna, mis heridas aún no están completamente curadas, y tú aún me tienes atada así...

Angélica hablaba mientras lloraba desconsolada, y le mostraba sus muñecas.

Daniel miró sus manos con una mirada de compasión, —Lo siento mucho, te lastimé.

Ella pensó que él la liberaría.

Solo para escucharlo decirle con ternura: —Aguanta un poco más, espera a que Martín llegue, dile en persona que no lo amas, solo lo utilizaste, entonces, seguro te dejaré ir.