Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 207

Angélica estaba furiosa; ¡su padre realmente había lastimado a su madre para presionarla!

—Doctor Raúl, por favor, reactive la medicación; yo cubriré los costos.

—¿Estás segura?

Después de todo, la mitad de la medicación ya había costado casi 10 mil dólares.

—Sí, en un momento envío el dinero.

El otro monto destinado para Brisa todavía estaba en la cuenta bancaria y podría usarse para el pago.

El dinero que necesitaría después tendría que ganarlo por sí misma, y respecto al diez por ciento de las acciones del Grupo Herrera.

Ya no tenía motivos para aceptarlas.

Afortunadamente, ese millón de dólares podría mantenerla durante medio año.

En ese momento, la puerta de la habitación se abrió nuevamente.

Rosa, al verla despierta, corrió hacia ella y la abrazó llorando:

—¡Finalmente despertaste! Dios ha escuchado mis oraciones, ¡gracias al cielo!

—Estoy despierta, pero si sigues apretando así, seguro que no sobreviviré.

Angélica se asfixiaba con el abrazo.

Al escuchar esto, Rosa se asustó y la soltó rápidamente, mirándola apenada: —Lo siento mucho, es solo que estoy muy emocionada.

—No tienes idea, ella ha estado yendo a la iglesia todos estos días a rezar, pidiendo a Dios que te despertaras pronto. Se emocionó mucho al verte despierta.

Angélica miró alrededor, no solo estaba Rosa, sino también Samuel.

Él había traído algunas cajas de suplementos nutricionales, buscando dónde colocarlas.

Dos personas que normalmente estaban enfrentadas, especialmente Rosa, que solía odiar a Samuel, ¿cómo es que estaban aquí juntas?

Angélica miró interrogante a Rosa.

Rosa, algo avergonzada, se tocó el cabello detrás de la oreja y le dijo impaciente a Samuel: —Está bien, ya puedes irte.

—Pero yo también vine a ver a Angélica, no puedo irme así como así.

Samuel se dirigió directamente al sofá al lado y se sentó.

—Gracias, presidente Samuel, realmente no era necesario, no tengo nada grave, no era necesario que vinieras.

Samuel asintió: —Eso es bueno, Martín no estuvo protegiéndote en vano.

Al mencionar a Martín, Angélica recordó lo que había pasado antes de desmayarse.

—¿Cómo está él? ¿Está herido? ¿Dónde está ahora?

En ese momento, el SUV en el que iban había perdido los frenos y de donde Daniel la había empujado.

No sabía qué había pasado después, pero no imaginaba nada bueno.

Samuel suspiró profundamente: —Daniel ha muerto.

—Él... —Angélica se quedó sin palabras, con los ojos muy abiertos, sin poder continuar hablando.

—Blas retuvo a la policía, hubo un enfrentamiento por un tiempo, y al final todos fueron detenidos. Cuando la policía fue a perseguir a Daniel, encontraron que su auto había chocado contra el muro de un barranco en la carretera y había explotado; el auto quedó destruido y él murió al instante.

Angélica volvió a pensar en aquel momento, justo antes de caer inconsciente, había oído un fuerte estruendo a lo lejos.

Daniel, había muerto...

Todos los recuerdos del pasado surgieron en su mente.

Solo había pensado que se convertirían en extraños, pero nunca concibió su muerte.

—Esta vez, te dejaré ir.

Su risa burlona y las palabras que le había dicho, resonaban en su cabeza.

Angélica no podía definir sus propios sentimientos.

Rosa, habiendo secado sus lágrimas, añadió: —Y también Brisa y Ana...