Conquistando al Hermano de Mi Exnovio romance Capítulo 61

Daniel acababa de terminar de cenar con un cliente y, al descender las escaleras, divisó el vestíbulo a lo lejos.

Además, captó fragmentos de una conversación.

Blas, al notar que el presidente se detenía, también dirigió su mirada en la misma dirección.

Justo a tiempo para escuchar cómo Brisa respondía a Angélica:

—Presidente Daniel, la señorita Angélica ha sido acusada injustamente, ¿no deberíamos hacer algo al respecto?

Daniel levantó una mano, interrumpiendo a Blas, —No hay prisa, este no es el momento.

—He escuchado que, debido a esa foto en el grupo de la empresa, todos especulan sobre su relación con la señorita Angélica, y ahora todos creen que ella se interpuso entre usted y su prometida.

Blas, el asistente ejecutivo de Daniel y su persona de confianza, sabía que nadie se atrevería a añadirlo al grupo de la empresa sin motivo.

La mirada de Daniel permaneció fija en Angélica; sus labios se entreabrieron: —Has manejado bien la situación.

Blas no se atrevió a tomar crédito y rápidamente aclaró: —Ana ya renunció, nadie sabe cómo se obtuvo la foto.

Trabajando al lado de Daniel durante años, Blas sabía que su jefe, a pesar de su aparente amabilidad, era frío y calculador. Nunca imaginó que usaría tales tácticas contra su propia prometida.

Aquel día, Daniel no solo había fingido pedirle a Angélica que llevara un contrato, sino que también había arreglado que alguien la fotografiara en secreto.

Luego, Ana, una colaboradora de confianza de Blas en el departamento administrativo, subió esa foto al grupo de la empresa.

Esta maniobra había creado la situación actual.

Daniel no añadió nada más, simplemente miró hacia adelante.

Angélica sonrió, sus labios dibujando una sonrisa irónica:

—La amante secreta debería disculparse con la verdadera prometida, y no solo eso, sino también enfrentar la condena pública, violar la ética y entrometerse en la relación de otros, es algo de lo que incluso sus padres se avergonzarían.

Se acercó a Brisa, —¿No es así, señorita Brisa?

Enfatizó especialmente este nombre.

Si los padres de Brisa aún vivieran, quién sabe qué pensarían de su hija.

El rostro de Brisa se tensó instantáneamente.

No se atrevió a sostener la mirada de Angélica.

Alguien a su lado no pudo contenerse: —Tú también sabes que es inmoral, ¿entonces por qué no te disculpas rápidamente con Brisa? Brisa será la futura señora presidenta, ella te perdona, pero a mí no me gusta que seas tan altiva, abusando de ella.

Angélica no respondió, solo preguntó a Lucía si había terminado de comer.

—Aunque no haya terminado, ya no quiero seguir escuchando estas voces desagradables.—Lucía recogió su bolso.

Al ver que ellas se disponían a irse, otra persona intervino:

—¿Así que piensas marcharte sin disculparte? He grabado un video, si no te disculpas, compartiré tu expresión con el grupo para que todos vean.

La persona sostuvo su celular frente al rostro de Angélica.

—¿Vas a grabarme?— Angélica alzó una ceja, y luego, mirando directamente a la cámara del celular, declaró: —Quede claro que yo no soy la amante secreta del presidente Daniel. En cuanto a quién lo es, Brisa, ¿quieres que lo diga?

—¿Qué? ¿Angélica es la prometida del presidente Daniel?

—¿Boda el próximo mes? ¿No me equivoco? ¿Pero no era Brisa su prometida?

—Brisa, ¿qué pasa, no eres la futura señora presidenta, por qué es ella?

—Estamos en problemas, hemos ofendido a la verdadera futura señora presidenta.

Lucía también estaba atónita, su mirada vacilaba entre Angélica y Daniel.

La persona con la que había trabajado durante tres años resultaba ser la futura esposa del presidente Daniel.

Daniel, aparentemente ajeno al enojo de Angélica, se volvió hacia las personas presentes y dijo: —Entre la futura señora presidenta y yo no ha intervenido nadie más, ahora lo saben, ¿verdad?

El rostro de Brisa se volvió aún más sombrío, sus dedos se apretaron.

—Sí, presidente Daniel, hemos malinterpretado, lo siento, presidente Daniel, lo siento, señora presidenta.

Varias personas se disculparon rápidamente y luego se marcharon rápidamente.

Brisa miró el rostro de Daniel, pero sin recibir ninguna mirada a cambio, también dejó el restaurante con resentimiento.

—Angélica, el presidente Daniel probablemente todavía tiene cosas que decirte, yo me voy primero.— Lucia le guiñó un ojo a Angélica, luego se despidió de Daniel y se apresuró hacia la salida.

Cuando ya no quedaba nadie alrededor, Angélica miró fijamente a Daniel con ojos fríos:

—¡Por qué tenías que hacer público esto!