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Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró romance Capítulo 321

Capítulo 321

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La aparición de Nicolás en un evento así, causó un gran revuelo. Sira lo miró acercarse, pensando que él no ignoraría su talento como los demás. Cuando estaba a punto de saludarlo, Nicolás pasó a su lado sin siquiera mirarla. Al escuchar los murmullos a su alrededor, ella apretó su copa con incomodidad.

Él se detuvo al lado de Celia y, frente a todos, le quitó la copa de vino y le entregó un vaso de jugo.

-No bebas alcohol. -Se lo impidió.

Ella parpadeó, confundida, pero tuvo que aceptar el jugo y luego le sonrió.

-¿Quieres hasta controlarme en lo que bebo?

-No necesitas socializar bebiendo —dijo, vaciando la copa.

Ella abrió los ojos de par en par y le extendió la mano, intentando detenerlo.

-¡Esa es mi!

Pero ya era demasiado tarde. Él bajó la mirada y vio su expresión de asombro.

-¿Qué ocurrió?

Nada.

Él tenía misofobia. Si le decía que ella ya había bebido de esa copa, le daría asco

-¿Qué relación tiene Nicolás con esa mujer? -preguntó uno de los invitados.

-¿No lo saben? Esa mujer es estudiante de Antonio. También tiene poder de decisión en el proyecto.

-Pero en comparación con la señorita Núñez, parece que no ha contribuido en nada.

-Pues tiene sus conexiones

Al escuchar los comentarios sobre Celia, Sira dejó escapar una sonrisa de triunfo. Esa zorra que había entrado a este círculo gracias a los hombres, ni siquiera estaba calificada para compararse con ella.

***

A mitad del banquete, Celia y Nicolás conversaban con dos altos funcionarios de Rivale. Uno de ellos era el vicepresidente del comité, Rodolfo. Ambos vestían con discreción, incluso los periodistas no los reconocieron. Su presencia era un gesto de respeto hacia Antonio.

Después de una breve charla, Rodolfo miró a Celia.

-Doctora Sánchez, ¿podemos hablar en privado?

Por supuesto.

Dicho esto, se dirigieron al pasillo. Ella le preguntó:

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Capítulo 321

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-Señor, ¿en qué puedo ayudarle?

Rodolfo vaciló un momento antes de preguntarle si sabía que Enzo Rojas había recuperado a su hija. Celia dijo que , pero estaba confundida.

-¿Por qué me hace esta pregunta?

-Pues, nada. Es quecreo que te pareces más a la hija. Nunca pensé—suspiró él.

Celia nunca esperó esa respuesta.

-Por favor, señor, no lo digas. Si alguien lo escucha, habrá rumores indebidos.

-Lo . Es solo mi opinión -dijo él, dándole una palmadita en el hombro con una sonrisa-. No lo tomes en serio. En unos días llegará el cumpleaños de mi esposa. Quiere que vengas a nuestra fiesta.

-¿Yo?

-¿Por qué no te invitaría?

-Bueno, si me invitan, claro que iré con alegría. -Celia sonrió.

Sira, quien se escondía tras una pared no muy lejos, escuchó su conversación y palideció al instante.

¿Qué quiso decir Rodolfo? ¿Que Celia se parecía más a la hija de Enzo Rojas? Acaso¡No! ¡Eso nunca podría ser! Ella era la hija de Fabio, ¿por qué estaba relacionada con la familia Rojas?

Por la tarde, el evento terminó. Celia y Nicolás salieron del edificio juntos. Luego, él le preguntó:

-¿De qué habló el señor Juárez contigo?

-Me dijo que pronto llegará el cumpleaños de su esposa y me invitó a su fiesta.

-¿Nada más?

Ella se detuvo en los escalones y se volvió hacia él.

-¿De qué más podríamos hablar?

Nicolás alzó una ceja.

-Entoncesyo puedo aceptar su invitación también.

Celia lo miró, estaba a punto de decir algo, cuando un claxon sono detrás de ellos. Ella se volvió y su mirada se posó en la ventana trasera del auto que se bajaba. César no la miró, sino miró a Nicolás, sin inmutarse.

-Señor Gómez, ¿quieres que lo llevemos?

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