Celia se detuvo en seco y se volteó lentamente para mirarlo. Él permanecía impasible con esa expresión inescrutable, imposible de descifrar como siempre. Estaba a punto de decir algo cuando Amanda pasó por el corredor exterior y miró hacia adentro con curiosidad.
—Disculpen, ¿pero ustedes…?
Antes de que ella pudiera responder, César le respondió con toda tranquilidad con una broma:
—Es que ella tardó bastante en el baño. Temí que se hubiera perdido.
Esto arrancó una risa a Amanda.
—Bastante bromista es usted, pero no creo que nuestra casa sea tan grande. Lo que vi es su preocupación por su esposa, ¿cierto?
César ladeó la cabeza para mirar a Celia con una sonrisa suave.
—Tiene razón.
Ella le lanzó una mirada de advertencia y se acercó a Amanda.
—Disculpe por esas tonterías.
—¿Qué va? La armonía es síntoma de una buena relación. Además, son todavía muy jóvenes.
Celia sonrió, pero no añadió nada más. Ambas siguieron a Amanda escaleras abajo. Poco después, la cena estuvo lista. Celia y César se sentaron a la mesa con los Ruiz. Jorge le pidió a la empleada que les sirviera un licor exquisito que tenía guardado. Ella arrugó el entrecejo y luego lanzó una mirada a César.
—Con tu condición, no vayas a desmayarte después de un par de copas, ¿no crees?
César la miró fijamente.
Al oír esto, Jorge de repente recordó algo y mostró una expresión de vergüenza.
—Perdonen, se me olvidó la condición del señor Herrera… Señora, gracias por recordármelo. Entonces... mejor no bebemos alcohol, podemos tomar té.
César apretó ligeramente los labios y le respondió con serenidad:
—No se preocupe. Puedo acompañarle a beber una copa.
Jorge había temido que alguien tan distinguido como César lo menospreciara, pero no esperaba que este le tratara con tanta amabilidad. Se sintió mucho más aliviado y hasta la conversación se tornó más relajada. Como Celia permaneció en silencio a un lado, Amanda le sirvió comida y la consoló sonriente:
—El señor Herrera sabe su propia condición. No tiene que preocuparse tanto.
—¿Por qué volviste?
Él la miró fijamente, como si sus ojos solo pudieran verla a ella.
Celia, furiosa, le gritó:
—Si estoy contigo y te mueres en el camino, ¡la policía me buscará problemas!
César la observó un momento, luego mostró una sonrisa burlona.
—Si me muero, no tendrá nada que ver contigo. Si mis padres quisieran buscarte problemas, la familia Rojas podría protegerte bien. Además, con mi condición, cualquier percance sería algo esperado.
Celia no esperó esta respuesta y desvió la mirada.
—No será tan simple. Seguro que tu madre se desviviría por matarme para acompañarte en el infierno.
—No necesito a una esposa muerta que me acompañe en el infierno —César se acercó más a ella con una sonrisa leve—. Solo quiero una que esté viva.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Cuando al fin ella se rindió, él se enamoró
NECESITOO MÁS CAPÍTULOS 😭...
Ya se acabo???...
Buenos días, cuando vuelven a subir capítulos?...
Alguien sabe que paso que no han vuelto a subir los capítulos 😓...
Me pueden decir por favor cuantos capítulos tiene está novela, ya me da flojera ir leyendo de uno en uno cada día, estoy a punto de abandonarla...
Donde la puedo conseguir completa disculpen...
Gracias por subir los capitulos gratuitos, pero suban más xfis, me gana la ansa...
Donde puedo ver los capítulos que faltan ?...